El motel Nueva Castilla, donde hallaron a Debanhi Escobar, tiene un pasado que lo vincula con otros feminicidios. Pasó de ser un negocio familiar a un foco de explotación y violencia.
Por Luis Mendoza Ovando, Karla Garza Martínez, Carla Galván, Jimena Escalante, Lorena Ríos, Salma Abo Harp y Itzel Cruz Alanís
En la carretera que va de Monterrey a Nuevo Laredo los coches no pueden pasar. Todo es ruido del tráfico pitando porque no se puede avanzar. Es la noche del 21 de abril de 2022 y a la altura del kilómetro 15 de la autopista hay un operativo gigantesco. Decenas de camionetas de Fuerza Civil con las sirenas encendidas resguardan el motel Nueva Castilla; publicó MILENIO.
Desde ahí, cada día, desde el 9 de abril, salen los grupos de madres y jóvenes buscadoras a recorrer los alrededores en busca de alguna pista de dónde está una muchacha de 19 años llamada Debanhi Escobar que no llegó a casa. Su nombre y la última fotografía que le tomaron parada en la carretera solitaria ya han dado la vuelta al mundo. Están en las redes sociales, en los periódicos del país y hasta del extranjero.

¿Dónde está Debanhi? Era la pregunta tatuada en todo Monterrey desde hacía ya 13 días y esa noche había una respuesta. Pasadas las 2 de la madrugada, Mario Escobar, padre de Debanhi, confirma que su hija ha sido encontrada en una de las cisternas del motel Nueva Castilla. Entre lágrimas confiesa a los medios sentirse arrepentido de haber confiado en la fiscalía que encabezaba Gustavo Adolfo Guerrero. No era para menos la decepción.
La Fiscalía de Nuevo León después del hallazgo trató de sostener una teoría absurda: Debanhi había caído accidentalmente a una cisterna abierta y había muerto días después de haber tropezado. Es decir, a pesar de que las brigadas de búsqueda recorrían diariamente ese lugar, donde se vio a la joven por última vez, nadie se percató que estaba ahí. Como era previsible, la absurda hipótesis fue descartada. Se reclasificó el caso de Debanhi como feminicidio y posteriormente lo tomó la Fiscalía General de la República (FGR).
Poco más de un año después, en mayo de 2023, se llevó a juicio a dos empleadas del motel, Ana Luisa ‘N’ y Élida Yurith ‘N’, que trabajaban en la recepción, por falsedad de declaraciones y encubrimiento. La razón era que, en un primer momento, ellas declararon que las cámaras de vigilancia sólo servían para monitorear el exterior del Nueva Castilla, no para grabar. Días después se supo que esto era mentira: los videos de Debanhi buscando ayuda en el jardín interior, pasando por las puertas de cristal del restaurante que luce más como una bodega a esas horas, y por la puerta principal del motel, aparecieron en toda la prensa.

Durante el proceso de investigación para #TODAS. Debanhi: Una historia de redes –serie documental producido por N+ Docs, Detective y Viento del Norte, que estrena el 6 de marzo en ViX– nos percatamos de que estas dos empleadas eran las únicas personas procesadas en el caso de feminicidio más mediático en la historia de México.
Más aún, nos pareció particular que, a pesar de que en este motel se encontró a Debanhi, no se sabía prácticamente nada de su origen. Acaso algunos usuarios de redes sociales esparcían el rumor de que era propiedad de extranjeros o de políticos locales, pero poco más. A pesar de la atención que fijó la prensa local, nacional e internacional ninguno de nuestros colegas profundizó en la historia del motel o de sus dueños y tampoco buscaron verificar o desmentir los rumores en torno al Nueva Castilla.

Era como si antes de Debanhi aquel lugar no existiera, pero esa hipótesis de generación espontánea era sólo ficción. Como parte de la investigación encontramos que había antecedentes de crímenes contra mujeres en ese motel y esa zona, y que incluso funcionarios que participaron en la búsqueda de Debanhi –y también de María Fernanda Contreras y Yolanda Martínez–, tenían conocimiento de ello y aún así no hicieron nada.
Sueños de verano a sueños de paso
Las páginas de sociales del periódico El Porvenir, en su edición del domingo 6 de noviembre de 1983, muestran a la señora Cony Flores junto a su esposo Javier R. Villarreal cortando un listón inaugural. Lucen impecables, ella en vestido de cóctel negro con joyas a juego y él, de traje y corbata. En otra de las fotos, un sacerdote echa agua bendita al lobby de un hotel. “Bendición e inauguración del motel Nueva Castilla”, dice el encabezado de la nota.
En aquellos años algunas familias con venas empresariales comenzaron a construir moteles en el municipio de Escobedo, particularmente sobre la carretera que va a Nuevo Laredo, con la esperanza de que esa zona se convirtiera en un punto para que la gente de la ciudad pudiera vacacionar o pasar un fin de semana disfrutando de la alberca para mitigar el calor regiomontano. Sin embargo, las crisis económicas subsecuentes y la expansión de la ciudad hicieron del municipio un lugar residencial y no un suburbio para vacacionar.

Ya entrados los años noventa, la carretera empezó a tener mayor tráfico de mercancías con rumbo a Estados Unidos y conforme la década avanzaba esos moteles perdieron su vocación familiar para convertirse –en el mejor de los casos– en lugares de paso para traileros o en guaridas de criminales, como ocurrió en 1992 cuando la policía atrapó a tres hombres con 150 gramos de heroína dispuesta en dosis para narcomenudeo. Sin embargo, el uso más prolífico de estos moteles tenía que ver con ofrecer cuartos para tener sexo por horas y de ese modo subirse a algo que la prensa de esos años llamaba “el boom del table dance”.
Los table dance eran tema en la sociedad de Nuevo León en un momento en que el cambio era la norma y, por tanto, había un choque entre la promesa de un futuro global y el pasado provinciano que había forjado la identidad regia.

Desde 1994 el Partido de Acción Nacional (PAN) gobernaba la capital del estado y en 1997 también ganó la gubernatura, por lo que el crecimiento de estos establecimientos hacía especial mella en la popularidad de los políticos de corte conservador del PAN. Entonces hacían vistosas redadas para la prensa donde las mujeres que ejercían el trabajo sexual eran jaloneadas en poca ropa por la policía para beneplácito de una prensa que las fotografiaba o graba en video sin reparar en los derechos de esas mujeres.
El auge de los table dance en Nuevo León
En esos años varios municipios prohibieron los table dance y otros como Monterrey realizaron incluso consultas ciudadanas para preguntar a la población si estaban de acuerdo o no con que se regularan estos giros. En noviembre de 1999 los resultados arrojaron, con una participación de apenas 9 mil regios, que 7 de cada 10 estaban en contra de estos establecimientos.
Pedro Rodríguez Fufito, que tenía unos 20 table dance en Monterrey, hacía su propia campaña alegando que sus trabajadoras eran bailarinas y sus permisos estaban en regla. Incluso alguna vez, con ayuda de Cecilia Saviñón, una socióloga y activista que velaba por los derechos de las mujeres y las trabajadoras sexuales, demostraron que la policía se llevaba a todas las mujeres que se encontraba en estos lugares sin decir nada y después llenaba informes diciendo que era porque no tenían su carnet de sanidad.
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Sabiendo esto, un día, Saviñón visitó uno de los establecimientos del Fufito y se sentó plácidamente a tomar una cerveza. Como era costumbre la policía llegó y sin decir más se la llevó acusándola de prostituta y de no contar con sus papeles. “El municipio tiene una actitud fascista, piensan que todos están mal y sólo ellos tienen la razón y no respetan los derechos humanos, en especial los de las mujeres”, declaró la socióloga y apareció en la prensa junto a una caricatura comiendo pizza marca “saviñón” en un bar de película de ficheras.
Sin embargo, a la par de que varios municipios anunciaban cero tolerancia, estos lugares seguían apareciendo y seguían llenándose de clientes. “Nadie quiere un table en frente de su casa”, declaraba la diputada priista María Elena Chapa, haciendo notar que la consulta ciudadana era absurda y no velaba por los derechos de las personas que trabajaban en estos lugares.
Un nuevo dueño para el motel Nueva Castilla
Ya que el motel Nueva Castilla no brindaba ningún prestigio y cada vez era más complicado administrar el giro y su clientela, la familia Villarreal decidió vender la propiedad. En 1998 la compró un español de nombre José Fernández Pérez y aparentemente todo siguió igual, hasta que, la madrugada del 23 de abril de 1999, se reveló que el nuevo dueño sí implementó cambios: la prostitución y la explotación de menores era algo que ocurría en el Nueva Castilla.

Esa noche la policía irrumpió en el bar La Mancha, que era parte del motel, donde había un espectáculo ilegal de table dance. El operativo era encabezado por la joven directora jurídica del municipio, Clara Luz Flores. Ella sería años después alcaldesa del municipio de Escobedo durante tres ocasiones, buscaría la gubernatura y perdería la contienda después de que se dieran a conocer sus vínculos con Nxivm, una secta internacional donde hay acusaciones de abuso sexual y violencia contra mujeres.
Pero esa noche de 1999 el operativo de Flores rescató a dos adolescentes de 16 y 17 años que estaban siendo explotadas sexualmente. Las chicas rindieron su declaración ante la fiscal María de la Luz Balderas, entonces a cargo de investigar los delitos sexuales en la ciudad. Más de 20 años después, Balderas volvería a encontrarse con el Nueva Castilla, ahora como titular de la Comisión Local de Búsqueda de Personas, buscando a Debanhi Escobar.
Como parte del operativo se detuvo a Jesús Coronado, el gerente del lugar, y a quienes las menores identificaron como el que las había empleado después de verlas trabajar en otros table dance de la ciudad. Además decomisaron droga.

El motel Nueva Castilla cerró luego del operativo y abrió poco tiempo después cuando pudo volverse a poner en regla. Fernández Pérez y su familia siguieron al frente del establecimiento e incluso, después de su muerte, su familia siguió operando el motel no de mucho mejor forma. En 2010 en La Guía M, un blog donde se evalúan moteles, un usuario anónimo preguntó si podían entrar menores al motel porque su novia cumpliría años en mayo y quería saber si podía entrar.
“No te piden credencial, puedes entrar con que no se vean tan chiquillos y vayas con suficiente dinero. Si vas en auto pues mejor. Suerte y saludos”.
Diez años después, en febrero de 2020, una joven de entre 25 y 30 años de edad fue encontrada sobre la carretera a unos pasos del Nueva Castilla. No se volvería a hablar del motel hasta la noche del 21 de abril de 2022, cuando se encontró el cuerpo de Debanhi en la cisterna del motel.

La Zona 6.9 donde está el motel Nueva Castilla
Durante la elaboración de #TODAS. Debanhi: Una historia de redes pudimos entrevistar dentro y fuera de cámara a varias personas que participaron en las brigadas de búsqueda que reconocen que Debanhi no pudo haber estado todo el tiempo ahí, como sostiene la hipótesis de la Fiscalía de Nuevo León.
Más aún, señalan cosas que a la luz de los antecedentes del Nueva Castilla son preocupantes. Dicen que la Comisión Local de Búsqueda de Personas insistía en realizar brigadas muy lejos de aquel punto, en municipios rurales, ¿cómo entender esto si la propia titular de la Comisión sabía de los antecedentes?
También dicen que el día del hallazgo de Debanhi –13 días después de su desaparición– les hicieron retirar el campamento base que tenían junto al motel porque supuestamente iban a realizar un cateo. ¿Por qué hasta ese momento?, ¿qué indicio puede explicarlo?
Los antecedentes de trata y prostitución infantil están accesibles en las hemerotecas de Nuevo León. ¿Cómo explicar que la fiscalía nunca mencionara al motel como una línea de investigación?, ¿por qué los dueños del motel nunca declararon y sólo lo hicieron las empleadas inculpadas?
Como parte de la investigación que hicimos delimitamos un polígono que abarca 6.9 kilómetros de la carretera que va de Monterrey a Nuevo Laredo y a la que llamamos “La Zona 6.9”. Un área que va del cuartel de Fuerza Civil hasta la Séptima Zona Militar y en medio comprende el cuartel de la Guardia Nacional y hasta unas oficinas de la FGR.
En ese lugar lleno de elementos de seguridad, para proteger a la ciudadanía, donde se vio por última vez a Debanhi Escobar, se construye una zona peligrosa de acuerdo a lo que comentan los vecinos y algunas de las notas recabadas por la prensa que evidencian que ahí no era extraño que desaparecieran mujeres o aparecieran personas asesinadas en los moteles o muy cerca de ellos. ¿Qué pasa en esa zona donde la presencia del Estado se traduce en más inseguridad para las mujeres?
Todas estas preguntas sobre el caso de Debanhi son abordadas y contextualizadas en el documental del que fuimos parte y que nos llevó casi dos años de investigación. Esperamos que sirva para traer justicia a las mujeres y familias que han sido víctimas de violencia.
Este texto fue elaborado por el equipo de investigación de #TODAS. Debanhi: Una historia de redes, una serie documental original de N+Docs, Detective y Viento del Norte. La serie es dirigida por Arisbeth Márquez y escrita por ella y Diego Enrique Osorno.