La serie Zero Day de Netflix arroja varias lecciones actuales: el enemigo de los Estados Unidos no está fuera del país ni es Rusia, el enemigo son los propios estadounidenses que detentan el poder político y el poder económico. Estados Unidos contra Estados Unidos, Donald contra Trump. Al presidente norteamericano poco le importan, a estas alturas, sus electores, la importan los tecnoligarcas. El guion de la serie usa una frase de Winston Churchill: “Nunca dejes que una buena crisis se desperdicie”.
Vladimir Putin se erige como el personaje victorioso en el conflicto Trump-Zelenski. La crisis global inventada por Donald no fue desaprovechada por Netanyahu. Xi Jinping no desperdicia la promoción de aranceles contra el corazón político en los estados donde Trump tiene su base. El presidente gringo ni se ha apoderado del Canal de Panamá ni de Groenlandia, ni siquiera de Ucrania. Eso sí, se confronta internamente contra sus ciudadanos que finalmente soportarán la carga impositiva. No hay que minimizar el desafío de Trump contra México, tampoco hay que magnificarlo. La presidenta Claudia Sheinbaum no va a dejar que esta buena crisis se desperdicie.
Mientras la percepción favorable de Trump decae en Estados Unidos, la de Sheinbaum creció casi exponencialmente. Por eso es importante llevar la estadística (85% de aceptación) a la plaza del Zócalo para mostrar y demostrar la sustancia soberana del país en el Segundo Piso de la Cuarta Transformación: el pueblo es gobierno, el gobierno es pueblo. Ningún país en el mundo tiene el calibre multitudinario que se verá el próximo domingo a través de la revolución de las conciencias y de la movilización política. La reunión del domingo tendrá un mensaje de soberanía política, militar, económica y, lo más importante, cívica.
Serenidad y paciencia, templanza, pero también fortaleza. Mientras Sheinbaum promueve la unidad nacionalista, Trump la división de los Estados Unidos que sufrirán más con sus aranceles, lo acabamos de ver en los índices de valores, la cancelación de las reuniones vecinales republicanas y la insurrección demócrata. Sheinbaum tiene varios frentes abiertos en los Estados Unidos y la razón está de nuestro lado. Sin trabajadores latinos su economía entra en crisis. ¿Quieren menos fentanilo? Pues que persigan a los cárteles gringos y a su industria lavadora de dinero y que su Suprema Corte dé curso a la demanda mexicana en contra de productores y distribuidores de armas que son cómplices de los cárteles mexicanos.
En este juego todos mostraron sus cartas, menos nosotros, vamos de gane. El secretario de Comercio, Howard Lutnick, aseguró que los precios podrían subir a raíz de los aranceles impuestos a los productos procedentes de China, Canadá y México, esas tarifas, sin embargo, podrían ser eliminadas si los países muestran progresos en detener el flujo de fentanilo. Cito: “Con suerte, México entenderá que esto no es una guerra comercial. Esto es una guerra contra las drogas. Con suerte entenderán que seguimos diciéndolo una y otra vez y de nuevo”.
Si la suerte es el cruce de la oportunidad con la preparación, la sociedad mexicana está más preparada que la sociedad estadounidense para estos desafíos. No dejemos que esta buena crisis se desperdicie. Estamos acostumbrados a resistir, lo hicimos en la época colonial, en el porfiriato, el neoliberalismo y la pandemia. Esta no es una guerra contra las drogas, esta es una guerra comercial. Disfrútenla, gringos.
(José Jaime Ruiz: Escritor, poeta y periodista, es autor de los libros La cicatriz del naipe (Premio Nacional de Poesía “Ramón López Velarde”), Manual del imperfecto político, Caldo de buitre y El mensaje de los cuervos. Es director fundador de la revista cultural PD. y de Posdata Editores. Dirige el periódico digital www.lostubos.com.)
