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Por Félix Cortés Camarillo

Mexicanos, silencien un ratito las campanas prestas para el domingo en el Zócalo, diría Ernest Hemingway entre el primero y el quinto Daiquirí en el bar El Floridita de la Habana. ¿Por quién doblan las campanas?

Claro, el domingo se llenará la plaza mayor de nuestro país con todos los acarreados posibles. Conjuntos musicales que entretenerán al populacho van a desfilar, pagados por el erario o no, en el podio, y la señora Presidente se promulgará campeona de la defensa de la soberanía nacional, en una referencia a que ella -a diferencia de su padrino y predecsesor- no se empinó ante Donald Trump. O eso cree la doctora. Los que cobran por vender resultados de encuestas, le pasarán factura a la señora Sheinbuam para que pueda presumir que su popularidad superó al 98 por ciento: lo nunca imagnado.

 Los anunciados aranceles de los Estados Unidos a todo lo que les vendemos México y Canadá, se posponen un mes y no se aplican, dice el señor Trump, a los productos considerados en el TMEC, que antes era NAFTA. La fecha fatal se mueve al dos de abril. Y un soldado en cada hijo te dió. Ya se chingó al güero la señora Presidente.

Pero resulta que no. La decisión trumpezca del miércoles, decía que los aranceles gringos a los productos mexicanos  y canadienses dejan fuera a las partes automotrices y algunos productos agrícolas por un mes. Después de la celebradísima conversación telefónica de ayer, el pelipintado volvió a remover el engrudo para que nos hagamos bolas. A partir de abril dos, Estados Unidos va a imponer a todo el mundo, y eso incluye México,  “aranceles recíprocos”, lo que simplemente quiere decir que si tú me cobras, yo te cobro igual. A todos los países que por el mundo hay.  Ansina somos los cobrones.

Trump trata de confundir. En el tratado de libre comercio de los tres países de norteamérica, ninguno le cobra al otro aranceles y por eso se llama de libre comercio; eso quisiera decir que ya chingó mi gallo al otro. Pero eso tampoco es cierto: El tratado trilateral ha de revisarse dentro de un año y ya quisiera México tener un negociador como Ildefonso Guajardo para que el gringo no nos meta la chaira.

Sería mejor que la señora Presidente se olvidara de la verbena popular del domingo en el Zócalo, y comenzara a buscar mercados alternativos para lo que producimos, y podemos producir, en México, que es mucho y muy atractivo para Asia menor y mayor, Europa y -si se quiere- Jupiter. Todo lo demás es circo, para tan poco pan.

Donald Trump sigue jugando con la señora Sheinbaum como el gato con el ratón. Te agarro y te suelto, te atrapo y te libero, te sacudo y te vuelvo a soltar. Hasta cuando yo quiera.

Te traigo finta.

PARA LA MAÑANERA DEL PUEBLO (porque no dejan entrar sin tapabocas):muy ocupados porlos aranceles del gringo, se nos olvida que se nos acaba el aire. La Ciudad de México, Monterrey, Guadalajara y otras sucursales de la muerte se están asfixiando y no tienen aire para respirar.  Y a todos los que ejercen el poder les vale madre.

felixcortescama@gmail.com

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// Félix Cortés Camarillo

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Autor: lostubos
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