El tigre rugió en el Zócalo y vaya qué tigre. Claudia Sheinbaum Pardo y el activismo de la estadista. El ser en sí mismo múltiple (un Plotino materialista) desde la Cuarta Transformación de la vida pública de México. Continuidad con cambio donde, como pocos momentos de nuestra historia, el gobierno es pueblo y el pueblo gobierno. Estadística encarnada de un 85 por ciento de aprobación en la festiva voz de 350 mil ciudadanos.
Soberanía, el gran mensaje al imperio decadente encabezado por Donald Trump. El músculo ciudadano en esto que debemos de seguir llamando Patria. Convocatoria en movimiento, un irrenunciable Zócalo pleno cada vez que sea necesario, fue el mensaje de la presidenta. Y la unidad de los gobernadores, empresarios y del Legislativo y el mensaje horizontal con la democracia participativa: “El día de hoy es un acto de unidad, pero no por ello debemos dejar de recordar que el 1 de junio hay elecciones y que por primera vez en la historia el pueblo de México va a elegir a jueces, magistrados y ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación”.
La política es de quien la trabaja y la plaza pública, la calle, el terreno convertido en terruño son espacios del activismo. La activista Claudia transfigurada en la estadista Sheinbaum. Si la Patria es primero, primero los pobres. Si la Patria es primero, primero la soberanía. Si la Patria es Primero, primero la prosperidad compartida. Si la Patria es primero, primero la justicia en un Estado de derecho, no en una sociedad de privilegios. Porque conoce de dónde viene, Claudia sabe a dónde va. Templanza con calidez, ese cálido mensaje hasta Palenque al Padre Fundador de la 4T, Andrés Manuel López Obrador. La presidenta activista, la activista estadista, le va la vida en ello.
“Este es un tema menor. Estaban distraídos”
Andar en la pendeja es la sublime forma de cagarla. La fisicidad política desplazada por la fotografía para las redes sociales. No la realidad, el simulacro. Para Jean Baudrillard las selfies son simulacros que se consideran más reales que la propia realidad. “Se lleva a efecto quizás en el mundo de los medios de comunicación una ‘profecía’ de Nietzsche: el mundo real a la postre se convierte en una fábula” (G. Vattimo). Ni Andrés López Beltrán ni Adán Augusto López ni Luisa María Alcalde ni Manuel Velasco atendieron el momento histórico equivalente a las tropas de Pancho Villa y Zapata ingresando a la Ciudad de México y su posterior fotografía en Palacio Nacional. Cuidaron lo fútil y descuidaron lo esencial. Moraleja: Quienes no entienden el clamor del tigre terminan obturados, capturados como tristes tigrillos sentados en un triste trigal… de Santa Julia.
(José Jaime Ruiz: Escritor, poeta y periodista, es autor de los libros La cicatriz del naipe (Premio Nacional de Poesía “Ramón López Velarde”), Manual del imperfecto político, Caldo de buitre y El mensaje de los cuervos. Es director fundador de la revista cultural PD. y de Posdata Editores. Dirige el periódico digital www.lostubos.com.)
