Por Efrén Vázquez Esquivel
En contravención de lo dispuesto en el Código de Ética del PJF, que ordena a los jueces limitarse a fundar y motivar sus resoluciones, sin hacer insinuaciones ni afirmaciones dogmáticas de cualquier tipo, algunos jueces, obstinados en echar abajo la reforma judicial, hacen uso de los escritos de las resoluciones judiciales que emiten para, entre el cuerpo del texto o al final, antes de la firma del juez, enviar mensajes propagandísticos contra el Ejecutivo y el Legislativo.
Enseguida muestro dos ejemplos de estos mensajes en los que mediante el abuso de poder y contraviniendo los “principios rectores fundamentales de la ética judicial: independencia, imparcialidad, objetividad y profesionalismo”, algunos jueces, bajo la apariencia de defender la autonomía del Poder Judicial, buscan prolongar por tiempo indefinido sus privilegios.
Uno, en el cuerpo del texto dice: “Hoy el Poder Judicial de la Federación levanta la voz en defensa de la división de Poderes y la independencia judicial; dos pilares fundamentales para un sistema de justicia equitativo, eficaz y libre para los mexicanos”.
Y el otro, en la cláusula de cierre, dice: “Así lo acordó y firma la jueza de carrera judicial X, de manera independiente y en cumplimiento de la efectiva división de poderes adscrita al Juzgado Y de Distrito en Materia Penal en el Estado… asistida por Z, secretario de Carrera judicial, que autoriza y da fe”.
Claramente se advierte que la conciencia de estos juzgadores no es libre, como lo pide el Código de Ética del PJF en su primer capítulo, que exige que el juez mantenga su independencia para poder emitir juicios justos. Por el contrario, están sometidos a la esclavitud de sus ofuscaciones y obsesiones, empeñados en derrumbar la reforma judicial (incluso con la ayuda de Donald Trump).
En otras palabras, algunos jueces, por no hacer caso del imperativo ético de no “involucrarse en actividades o situaciones que puedan directa o indirectamente afectar su independencia”, se han quedado atrapados en una monserga de sus propios prejuicios que les impide ver la realidad. En vez de propagandizar hay que pensar. También de los errores se aprende.