Noticias en Monterrey

Buscar
Cerrar este cuadro de búsqueda.

El (auto) exterminio de la derecha: “Enrique Alfaro no se toca”

Por José Jaime Ruiz

@ruizjosejaime

@lostubosmty

El único campo de exterminio reconocible es el de la derecha y, peor para ellos, su auto exterminio. Una suerte de autofagia, como el mito de Erisictón, quien “mandó talar un árbol gigantesco en el que, bajo la sombra de su follaje, danzaban las ninfas del bosque. Ni los ruegos de Deméter, que se le apareció en el bosque bajo la forma de una sacerdotisa, lograron que cejara en su decisión de usar la madera del árbol para construir su palacio. Erisictón le respondió con desprecio y, pese a que sus hombres atemorizados lo abandonaron, taló hasta su nacimiento el árbol. La venganza de la diosa no se hizo esperar y le envió el Hambre personificada, que penetró en el cuerpo del culpable –¡vaya anticipación profética!– a través de su aliento. Fue tal el hambre que acosó a Erisictón que con nada pudo saciarla. Se comió todo lo que había, las cosechas, las carnes, lo almacenado para los tiempos de dificultad, hasta que, cuando ya no quedó nada por ingerir, comenzó con su propio cuerpo” (El derrumbe del palacio de cristal. Ricardo Forster, Ediciones Akal, 2020).

No será la última, pero es una dolorosa derrota en las batallas que mantiene la oligarquía del Antiguo Régimen y el conservadurismo en contra de la 4T. Tienen años con su única estrategia mediática y digital de “narcogobierno” y, hienas al acecho, pretenden la intervención del gobierno de Donald Trump en México. La cooperación entre el secretario de Seguridad, Omar García Harfuch, y el FBI, además de otras instancias de seguridad gringas, va viento en popa, no hay manera de destruir esa cooperación desde las políticas nefastas de la derecha mexicana.

Hambreada por obtener alguna victoria frente a la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, la derecha y sus voceros se autoinfligen heridas, ingieren su propio cuerpo: Xóchitl Gálvez y su probable complicidad con su delincuente hermana; Claudio X. González despedido por la oligarquía y su propio padre por su pésimo trabajo político-gerencial; el panismo de Marko Cortés, Ricardo Anaya y Jorge Romero asumiéndose y consumiéndose en el calderonato; Alejandro Moreno y la extinción del PRI; Ricardo Salinas Pliego y sus baladronadas antes de verano, cuando se le condene por evasión y se le despoje de su concesión de TV Azteca; Héctor Aguilar Camín defendiendo a la hermana de Xóchitl; la familia Krauze arrodillada ante la Corona española y asumiendo su anti mexicanismo; Carlos Salinas de Gortari, Felipe Calderón y Enrique Alfaro y su conspiración desde Madrid; los jilguerillos de derecha con su patético auto exterminador Raymundo Riva Palacio como oficiante de la especulación, la mentira y la calumnia.

¿Hasta cuándo soportarán Viri Ríos y Denise Maerker las insidias de Riva Palacio en el programa “Tercer Grado”? Su artículo “El CJNG, vocero del gobierno” es una pieza ejemplar de cómo no escribir una columna política. En los principios generales de su código de ética, Raymundo Riva Palacio fue claro: “El trabajo periodístico ha de realizarse sin deber favores ni tener temores, y los receptores de la información deben saberlo. El único compromiso del periodista es con la verdad (Más allá de los límites. Ensayos para un nuevo periodismo. Editado por la Fundación Buendía). Ahora resulta, sin embargo, que la verdad es irrelevante.

El equilibrio en la información es irrelevante y ya no supone “el manejo ecuánime y sensato de la información al momento de procesarla y difundirla” (Riva Palacio, 1995). La credibilidad es irrelevante, esa ansiada “cualidad que presupone confianza en los mensajes mediáticos por parte del público, y ratifica el compromiso de veracidad informativa asumido por el periodista en su quehacer cotidiano”. La credibilidad, ese “principio más codiciado e importante, pues el que la gente ‘crea’ lo publicado es un aval a la veracidad y profesionalismo del informador y del medio (Martínez Sánchez, 2016). “Toda la técnica de la profesión está dirigida a eso” (Riva Palacio, 1995; Herrán y Restrepo, 1992). Al afirmar sin evidencias que el Cártel Jalisco es vocero de la presidenta Claudia Sheinbaum, Riva Palacio no ejerce, sería a su favor, un periodismo paranoico, lo suyo es lanzar su versión de una realidad editada.

La espectacularización del columnismo político carece de alguna cláusula de conciencia. La sobre dramatización de Teuchitlán sin conocer las carpetas de investigación que dará próximamente la Fiscalía General de la República, sólo favorece a los delincuentes: Enrique Alfaro no se toca, pareciera la consigna auto exterminadora de Riva Palacio, Carlos Loret de Mola, Azucena Uresti, Aguilar Camín, los Krauze, Denise Dresser, Carmen Aristegui, el monero Calderón, Salvador García Soto, Héctor de Miauleón y tantos otros. Cuando ya no queda nada por ingerir, la derecha, autófaga, se come su propio cuerpo.

(José Jaime Ruiz: Escritor, poeta y periodista, es autor de los libros La cicatriz del naipe (Premio Nacional de Poesía “Ramón López Velarde”), Manual del imperfecto políticoCaldo de buitre y El mensaje de los cuervos. Es director fundador de la revista cultural PD. y de Posdata Editores. Dirige el periódico digital www.lostubos.com.)

Fuente:

Vía / Autor:

// José Jaime Ruiz

Etiquetas:

Compartir:

Autor: stafflostubos
Ver Más