La exposición Kazuya Sakai. Ondulaciones le permite al Museo de Arte Moderno (MAM) revisitar y destacar la contribución del artista al arte abstracto geométrico en México. Sus obras, que combinan música y pintura, ofrecen una experiencia sensorial única; publica MILENIO.
El creador de ascendencia japonesa nacido en Buenos Aires vivió en México de 1965 a 1976, y fue aquí donde pintó las siete obras que se exhiben en el MAM, dice en entrevista con MILENIO Víctor Palacios, curador en jefe del recinto.
¿Por qué vuelven a exhibir la obra Kazuya Sakai?
Deseo darle mayor versatilidad a nuestros acervos artísticos y no tener que esperar 20 años para volver a ver obras importantes de nuestra colección, sobre todo cuando son series sumamente importantes para la historia del arte en México. Son además pinturas de gran formato, solo hay dos de mediano formato en el Museo. En 2000 fue su primera muestra individual en el MAM, y en 2016 se le hizo una gran retrospectiva, fue la última vez que se mostraron juntas sus obras.
¿Cuál es la historia detrás de la serie Ondulaciones?
Resume y sintetiza toda la investigación plástica y visual que Kazuya Sakai realizó desde los años 50, digamos que podemos observar un artista con un lenguaje propio y con una indiscutible madurez. También son muy importantes porque se consideran piezas que dan pauta y abren camino a la fracción geométrica en México, él fue sin duda uno de los pioneros en este tipo de lenguaje estético. En eso radica su importancia histórica y estética en su gran factura.
Son pinturas sumamente atractivas para los sentidos, ya que juegan de una manera impresionante con los contrastes cromáticos, y son realmente obras que invitan a los espectadores a contemplarlas por un largo periodo, a recorrerlas en un sentido casi literal, a través de la sinuosidad de sus líneas, donde confluyen círculos, líneas y curvas de su composición, como si fuera un laberinto la exposición.
¿Cómo se integran la música y la pintura en las obras de Sakai?
La música se integra a su obra porque era una de las cuestiones que él tenía presente a la hora de realizar sus pinturas, cada una de las siete que conforman la exposición está inspirada en alguna melodía, generalmente pertenecen al género del jazz, entonces decidimos incluirlas en la exposición para que la gente pueda tener una experiencia completa. Es lo que se le llama una experiencia cinestésica, es decir, cuando varios sentidos se activan de manera simultánea.
Su exposición de 1976, que se tituló Pinturas, ondulaciones cromáticas y simultáneas, la dedicó a la música. Entre los músicos que lo inspiraron se encuentran Miles Davis, Milton Babbit y Iannis Xenakis, entre otros.
¿Cómo ve la relación entre la obra de Sakai y el contexto artístico actual?
El geometrismo abstracto es un lenguaje que se sigue practicando, que sigue llamando mucho la atención de los artistas, de los creadores y de los públicos no solo en la pintura, sino también en las esculturas, particularmente en las que se proyectan, no se conciben para el espacio público, entonces el lenguaje de Kazuya sigue totalmente vigente.
«Eso es un es un lenguaje que pertenece a lo que el crítico de arte Clement Greenberg llamó abstracción pictórica, y es esta esta corriente que surge en Estados Unidos tras el advenimiento del expresionismo abstracto, una pintura que se caracteriza por borrar cualquier tipo de gesto, cualquier tipo de textura, cualquier tipo de narrativa, digamos, y cuesta por la forma, por el color, por la geometría, y también por la búsqueda de trastocar la percepción de los espectadores».
El artista vivió en México, ¿la obra que se presenta la realizó aquí?
Esta obra no solo fue realizada en México, especialmente para la exposición de 1976, sino que las donó Sakai al MAM. En aquel entonces generalmente eran donaciones, y eso se dio en el periodo en que Fernando Gamboa era director.
Las pinturas afortunadamente están en perfectas condiciones, como si Kazuya Sakai las hubiera pintado ayer, propiciando un diálogo con la propia arquitectura circular de Pedro Ramírez Vázquez. Lo que deseamos en esta ocasión es crear un vínculo entre las obras y el exterior con el Jardín Escultórico del MAM y el contexto de Chapultepec en general.
Imagen portada: INBAL / MILENIO