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Revolución de las conciencias, esa felicidad

Por José Jaime Ruiz

@ruizjosejaime

@lostubosmty

En un mundo que celebra la desolación (“Adolescencia”, Netflix 2025) poco importa la felicidad. México entró en el Top Ten de la felicidad, pero nuestra necrofilia mediática late en el círculo rojo. El divorcio entre la realidad cotidiana, los medios de comunicación y las redes digitales patentiza la distancia de intereses entre las personas y la selección informativa. No hay granjas de bots que destaquen la mexicana felicidad, tampoco portadas en el universo de los medios de comunicación. ¿La felicidad? ¿Eso importa?

Una nota de AFP publicada en Milenio nos dice que, según el informe anual de la ONU, México participa entre los diez primeros países más felices del mundo donde Finlandia ocupa el primer lugar: “La clasificación de la felicidad se basa en una media de tres años de evaluaciones personales de la satisfacción con la vida, así como en el PIB per cápita, el apoyo social, la esperanza de vida con buena salud, la libertad, la generosidad y la corrupción”.

La transición de régimen impulsada por la Cuarta Transformación de la vida pública del país durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador cambió la percepción. El populismo de Luis Echeverría y de José López Portillo nos encaminó a un declive de la justicia social sin desarrollo económico, a pesar del petróleo, y sin democracia. Miguel de la Madrid puso las bases para el cambio económico hacia el neoliberalismo, pero el padre de la desigualdad fue Carlos Salinas de Gortari. Los presidentes que le siguieron mantuvieron el neoliberalismo como piedra de toque oligárquica para el saqueo y la privatización, así Ernesto Zedillo y su enferma distancia con el pueblo; así la presidencia artificial de Vicente Fox; así el sexenio espurio y sangriento de Felipe Calderón; así Enrique Peña Nieto, títere estructural.

La transición política de López Obrador fue un cambio en el régimen, ahora asistimos a un cambio de régimen. Las bases para la felicidad tangible ahí están: el aumento histórico al salario mínimo, los programas del bienestar para jóvenes y adultos mayores, el consumo interno, la salud, la educación, la democracia, la libertad y el combate a la corrupción. Se huye del laberinto de la soledad con la empatía, se deja atrás la jaula de la melancolía con solidaridad y generosidad. La revolución de las conciencias es un dique contra el aspiracionismo neoliberal y la especulación, menos individualismo y más colectivismo; menos autoritarismo y mayor democracia participativa, empoderamiento ciudadano.

México ocupa el tercer lugar en el Índice de Felicidad 2025, realizado por Ipsos, con 82% de los mexicanos considerándose felices: “En el país, el empleo tiene mucho impacto para la felicidad, de las personas que tienen trabajo, 84 por ciento son felices, contrastando con apenas el 13 por ciento de los que dijeron que son infelices y están desempleados. Otros factores como la familia y los hijos, sentirse en control de sus vidas y sentirse apreciado, son elementos fundamentales para la felicidad, de acuerdo con los encuestados en el estudio. Según el Índice de Felicidad, los factores que impulsan la felicidad en los mexicanos fueron, la familia con 45 por ciento, sentirse apreciado 32 por ciento, mientras que la salud física representa un 28 por ciento”.

En su Una historia de la felicidad, Darrin M. MacMahon (Taurus 2006, p. 449) nos recuerda el diálogo entre Estragon y Vladimir donde el primero inquiere: “Somos felices. Ahora que somos felices, ¿qué hacemos?”. La pregunta es un arma caliente de Samuel Beckett, aquí y ahora no se trata de esperar-contemplar sino de transformar, no esperar a Godot sino edificar cotidianamente el Segundo Piso de la mexicana felicidad con desarrollo económico, democracia y justicia social: país de derechos, no de privilegios. La respuesta está en ese viento de la revolución de las conciencias.

(José Jaime Ruiz: Escritor, poeta y periodista, es autor de los libros La cicatriz del naipe (Premio Nacional de Poesía “Ramón López Velarde”), Manual del imperfecto políticoCaldo de buitre y El mensaje de los cuervos. Es director fundador de la revista cultural PD. y de Posdata Editores. Dirige el periódico digital www.lostubos.com.)

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Autor: stafflostubos
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