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Un mago llamado Orson Welles

Ciudadano Welles. Conversaciones con Peter Bogdanovich, publicado por la editorial Capitán Swing, es un extraordinario recorrido por las películas del director de Ciudadano Kane, la obra maestra filmada en 1941 que lo enfrentó con el magnate de la prensa William Randolph Hearst, en quien presuntamente está inspirado el protagonista, un sujeto despiadado de gestos amables que se gana la lealtad de la gente sin darle nada a cambio; señala MILENIO.

Editadas y anotadas por Jonathan Rosenbaum, estas conversaciones exploran la personalidad de Welles, su cultura, su talento, su devoción por Shakespeare, su trabajo de escritor. Comenzaron a finales de 1968 en Los Ángeles. Orson estaba a punto de empezar la filmación como actor secundario en la película Catch-22, dirigida por Mike Nichols. Como otras veces, estaba en bancarrota y dispuesto a aceptar cualquier trabajo para vivir.

Famoso por la aterradora transmisión radiofónica, en 1938, de La guerra de los mundos, de George Orwell, amante del teatro en el que cosechó repetidos éxitos como director y actor, Welles construyó su mayor leyenda en el cine. Fue un inconformista que muchas veces filmó sus películas con presupuestos precarios, como sucedió con MacbethOtelo y Campanadas de medianoche, basada en Falstaff, para muchos su mejor obra fílmica.

Wells le cuenta a Bogdanovich su devoción por los viejos directores de cine, de su admiración sin reservas por John Ford, recuerda sus días de mago profesional en Las Vegas y aquellos en que pretendió convertirse en torero en España. Le habla de sus inesperados encuentros con Winston Churchill, de su amistad con Franklin Delano Roosevelt y de sus reiterados fracasos comerciales con películas tan buenas como El cuarto mandamiento.

Orson confiesa que alguna vez pretendió abandonar el espectáculo para dedicarse a la política, pero no encontró nada constructivo en ella. También quiso dedicarse a la educación de adultos, crear una fundación para impulsarla, pero otra vez surgió el desencanto ante la burocracia que implicaba. Fue un viajero constante, un visionario que, pese a que la edición no refleja lo que él quería, creó clásicos como La dama de Shanghai.

Orson Welles, quien nació hace ciento diez años (el 6 de mayo de 1915) y murió hace cuarenta (el 16 de octubre de 1985), revela en este libro su visión del mundo, del arte. La tenacidad que lo llevó a filmar películas como Sed de mal, que expone sin tapujos el mundo de las drogas y la corrupción policiaca en un ambiente oscuro, opresivo. Es una gran película, a pesar de que la edición, como en La dama de Shanghai, introdujo cambios que él no autorizó.

Ciudadano Welles. Conversaciones con Peter Bogdanovich perfila a un genio que invariablemente se consideró un amateur y nunca le tuvo miedo al ridículo.

Imagen portada: Especial / Laberinto

Fuente:

// Con información de MILENIO

Vía / Autor:

// Staff

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Autor: Staff
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