El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) confirmó hallazgos arqueológicos que datan entre los años 950 y mil 521 después de Cristo, y anunció que emprendió una investigación en la Cueva de Tlayócoc, en Guerrero; publica Once Noticias.
El hallazgo fue realizado por Adrián Beltrán Dimas y Yekaterina Katiya Pavlova, en las inmediaciones de Carrizal de Bravo, donde la investigadora estaba realizando un mapeo, y encontraron dos brazaletes de concha y unos discos de piedra negra similares a los espejos de pirita.
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— INAH (@INAHmx) April 9, 2025INAH Confirma Hallazgos Arqueológicos y Emprende Investigación en la Cueva de Tlayócoc, Guerrero
Corresponden a 14 objetos prehispánicos, entre ellos brazaletes de concha y discos de piedra.
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Las piezas encontradas fueron resguardadas por autoridades ejidales con el fin de evitar saqueos, y después registradas ante el INAH.
Inspeccionan nuevamente la cueva
Al visitar la cueva, los arqueólogos del INAH, Cuauhtémoc Reyes Álvarez y Miguel Pérez Negrete, así como la historiadora Guillermina Valente Ramírez, encontraron evidencias de que las estalagmitas fueron retocadas en época prehispánica para darles una terminación más esférica y, entre el sedimento removido por la corriente, hallaron tres discos más de piedra, dos de ellos fragmentados.
En total, registraron un lote de 14 objetos arqueológicos:
- Tres brazaletes de concha
- Fragmento de una pulsera, también de origen malacológico
- Concha de un caracol gigante, posiblemente de la especie Strombus sp
- Un madero quemado de 3.2 centímetros de largo
- Vestigios de ocho discos de piedra (dos completos y seis incompletos)
De acuerdo con las y los investigadores, cada brazalete fue manufacturado a partir de una concha de caracol, posiblemente de la especie marina Triplofusus giganteus, para después ser grabado con símbolos y figuras antropomorfas.
“Este hallazgo es de gran relevancia, ya que, con el estudio de la relación contextual de las piezas de la cueva, podremos interpretar nociones simbólicas, aspectos culturales, de manufactura y hasta de comercio, para caracterizar a las sociedades prehispánicas asentadas en la sierra de Guerrero”, afirmó Miguel Pérez.
Para Cuauhtémoc Reyes, lo excepcional de haber encontrado este contexto cerrado es atestiguar los vínculos de los elementos culturales dentro de un espacio considerado como el inframundo y el útero de la Tierra.
Las y los arqueólogos estiman que los bienes patrimoniales fueron colocados durante el periodo Posclásico, entre los años 950 y 1521 después de Cristo, cuando el área estaba poblada por la etnia extinta de los tlacotepehuas, según se sabe por fuentes históricas del siglo XVI.
Imagen portada: INAH / Once Noticias