Por José Jaime Ruiz
“Sí, de sed de sangre. Paralelamente al horror, es la embriaguez, la sed insaciable de sangre que devora al guerrero y lo cubre de un torrente de olas rojas, cuando las nubes temblorosas del aniquilamiento se ciernen sobre los campos de la carnicería. El hombre que jamás haya combatido por defender su vida no puede saborear esta embriaguez. Cosa extraña, la aparición del adversario aporta, al lado de los últimos terrores, la liberación de una opresión tan pesada como insoportable. La voluptuosidad de la sangre flota por encima de la guerra como una vela roja sobre una galera sombría. Su ímpetu infinito la asemeja a la voluptuosidad del amor”. //Ernst Jünger
Ni mediodía ni medianoche. No hay tren a Georgia.
Sé inmoral, también hay simios.
Sin esperanza, reír es bueno.
La blasfemia como oración y un sueño fatigado.
No pactes.
Una esmeralda cae de la frente del ángel. Verde cada piedra.
Expiar no es verbo.
Desconoce el tiempo, libera.
Si eres víctima, disfruta.
Extender el brazo. Dar la mano. Saludar. Eso.
La belleza de estar afuera.
Y estas mentiras verdaderas.
Raya, no subraya.
Desprecia. Imputa. Aleja. Nada te conmueve. Aleja. Desprecia.
Ideas, esas cortesanas.
“la cólera ha vuelto, la indignación; todo esto vuelve a estar presente, pero más que antes”.// Peter Sloterdijk
“Vemos eso de una manera muy emotiva en los años 30 leyendo la correspondencia entre Walter Benjamin y Scholem. Scholem ya está en Palestina y le dice a Benjamin cuando el nazismo ya está ascendiendo, en el 35-36: ven a Jerusalén, podrás trabajar en la biblioteca, etcétera. Escapa, ven acá y Benjamin le dice: No, porque nunca podré hablar un solo idioma y ser un hombre de un solo país. Yo soy hombre de todos los idiomas y todos los países. Y es realmente esa reivindicación de la circulación, el melting-pot, como afirmación de la construcción de sí mismo, como un devenir siempre diferente, y como rechazo de un anclaje. Es algo que sigue conmoviéndome hoy”.// Judith Revel.
Ruido desértico descorre cortinas.
Se atrinchera el mañana en hoguera.
Nuestra esperanza: hay túnel al final de la luz.
Butaca vacía; vaso henchido.
Vio luz y alegría en el suicidio. Prefirió la sombra: la vida.
¿Por qué hay que desperezarse?
Una linda galbana recorre el domingo.
Y asistes a la vida como exiliado; no perteneces aquí y aquí bebes.
La lluvia vulnera.
Nada como la lluvia.
Decrepitud: cualquier tiempo futuro fue mejor.
Y esa alegría que nos llega… tan callando.
Y esa nostalgia que no llega… tan callando.
Y esa lluvia sonora… tan callando.
Y esta lluvia que ya quema… tan callando.
Y la lluvia se suicida gota a gota.
Solo en Verlaine cae la lluvia.
¿Y el diáfano charco de la lluvia inútil?
Te cuento: Incluso fue más fuerte que todos, lloró.
Incluso fue más débil que todos, rio.
Y era homeless y abdicó.
Borgeana: El vasto círculo de los amigos invisibles.
Dictamen de Emily Dickinson citado por Borges: Publicar no es parte esencial del destino de un escritor.
Dictamen de Kipling citado por Borges: El fracaso y el éxito son impostores.
Y esto de mandar espías.
—¿Por qué lo hospitalizaron?
—Se peleó consigo mismo.
“Ven a vaciar tus bolsas de sangre fresca.
Hay todavía una sombra aquí.
Un pedazo de imbécil allá”.// Paul Eluard .
(José Jaime Ruiz: Escritor, poeta y periodista, es autor de los libros La cicatriz del naipe (Premio Nacional de Poesía “Ramón López Velarde”), Manual del imperfecto político, Caldo de buitre y El mensaje de los cuervos. Es director fundador de la revista cultural PD. y de Posdata Editores. Dirige el periódico digital www.lostubos.com.)
