La compañía Danza Visual invita al público de todas las edades a emprender una aventura mágica con su espectáculo multidisciplinario El camino del colibrí, una gran fiesta para los sentidos que combina música en vivo, teatro, danza folklórica y prehispánica, danza contemporánea y clásica, ópera y artes circenses. Todo en un solo vuelo artístico; publica MILENIO.
En el marco del Día del Niño y el Día Internacional de la Danza, este montaje ofrecerá funciones los días 24, 25, 26 y 27 de abril en el Teatro de la Danza del Centro Cultural del Bosque.
El camino del colibrí es un homenaje lleno de color y movimiento que narra la historia de amor y amistad entre Piltontli y Huitzilin, dos personajes que caminan de la mano por leyendas mexicas y tradiciones ancestrales, dice la directora Patricia Marín.
En entrevista con MILENIO explica que “es una es la leyenda del cempasúchil y de su relación que tiene con Tonatiuh, una de las máximas deidades mexicas. A su vez narra el camino del guerrero que viaja por el Mictlán para poder regresar al mundo terrenal en forma de colibrí. Entonces, es nuestro análisis de la transmutación y de que el amor sobrepasa la muerte”.
La compañía invita a los asistentes a imaginar un colibrí que no sólo vuela, sino que también baila entre acrobacias circenses, melodías que lo harán vibrar y escenas teatrales que despiertan la imaginación de grandes y chicos, precisa Marín, quien comparte la dirección de la obra con Leonardo Beltrán y Rogelio Marín.

Indica que la escenografía, junto con el vestuario y máscaras cuidadosamente diseñadas, crean un ambiente de cuento antiguo que se siente a la vez filosófico y profundamente actual.
“Este espectáculo es de corte multidisciplinario justo para que los niños puedan apreciar distintas artes escénicas, por eso nos proponemos construir un universos para que ellos amen las artes y vivan el arte. Además, la música impulsa la emoción y el intelecto de los personajes, haciendo que cada nota sea un latido en el corazón del espectáculo”.
El camino del colibrí es un viaje que celebra la riqueza cultural de México y la magia de la infancia, perfecto para que toda la familia disfrute y se deje llevar por la danza y las leyendas que cobran vida en escena.
Marín enfatiza que los personajes de Piltontli y Huitzilin en representan a dos jóvenes cuya historia de amistad y amor es el eje del espectáculo. Desde niños disfrutaban jugando juntos y llevando flores al dios sol Tonatiuh, con quien parecían tener una conexión especial. Su relación evoluciona hacia un amor profundo y comprometido, que incluso promete trascender la muerte.

La trama se complica cuando Huitzilin debe superar nueve pruebas en el Mictlán, el reino de los muertos, impuestas por el chamán Amatlamatqui para demostrar la fuerza de su amor y compromiso. Mientras Huitzilin enfrenta estos desafíos, Piltontli, con el corazón roto, ruega a Tonatiuh que los reúna. En respuesta, Tonatiuh convierte a Piltontli en una flor brillante, mientras Huitzilin se transforma en un colibrí tras superar las pruebas. Su encuentro final simboliza la unión eterna entre ellos, representada en la naturaleza por las flores de cempasúchil y los colibríes.
Así, Piltontli y Huitzilin encarnan valores como la amistad, el amor, la resiliencia y la conexión con las tradiciones prehispánicas, siendo el motor narrativo que guía el espectáculo multidisciplinar.
Con el apoyo de Samuel Máynez, especialista en estudios mesoamericanos y catedrático del Conservatorio Nacional de Música, quien apuesta por la autenticidad y el rigor académico de la producción, la compañía musicaliza este espectáculo.
La música en vivo ayuda a situar al espectador en el contexto cultural y emocional de la historia, y acompaña de forma dinámica las distintas disciplinas escénicas presentes, como la danza folklórica, contemporánea y las artes circenses.

La ópera, por su parte, aporta una dimensión dramática donde los personajes expresan sus pensamientos y sentimientos a través del canto, en lugar del diálogo hablado tradicional.
Esto permite que la historia se cuente con la fuerza expresiva de la música vocal e instrumental, haciendo que la narrativa se sienta más intensa y profunda. En este espectáculo, la ópera se integra como un teatro lírico que combina la actuación con la música en vivo, siguiendo la tradición de que la música es primordial para comunicar las emociones y avanzar en la trama.
Imagen portada: Sharon Herrera / MILENIO