Por Efrén Vázquez Esquivel
En el acto conmemorativo número 56 del 2 de octubre de 1968 dije en este medio que “un acto de justicia en honor de los Mártires del 2 de Octubre del 68 podría ser cambiar el nombre de la hiena del 68 de todos los lugares públicos. (…) ¿Por qué no cambiar el nombre del bulevar Gustavo Díaz Ordaz por bulevar Mártires del 2 de Octubre del 68?”.
No sé si algo similar ha ocurrido en otras entidades, pero en Santa Catarina, Nuevo León, el Ayuntamiento aprobó recientemente cambiar el nombre del bulevar Gustavo Díaz Ordaz por el de bulevar 2 de Octubre. La decisión se tomó para conmemorar el 57 aniversario luctuoso de la masacre de Tlatelolco, ordenada por el propio Díaz Ordaz.
El cambio —informó el alcalde de Santa Catarina, Jesús Nava Rivera— se llevará a cabo el próximo 2 de octubre, en conmemoración del 57 aniversario luctuoso de la matanza de Tlatelolco. Añadió que con esta acción, el Ayuntamiento busca fortalecer la memoria colectiva e incentivar la conciencia histórica entre la ciudadanía.
El cambio de nombre no es solo una decisión administrativa o meramente superficial, sino que es un acto político de resignificación del espacio público. Se pasa de homenajear al ex presidente represor priista y a recordar a los estudiantes reprimidos.
Y también, en ese sentido, aunque ya casi llegamos a los 60 años, tiempo suficiente para que se borren las principales fuentes de error de los hechos del 68 –incluso ya están abiertos los archivos–, quiérase o no todavía hay una disputa por la memoria histórica y por el índice de estado democrático constitucional de derecho que muchos queremos construir.
Como dice la canción del chileno Julio Numhauser, escrita en 1982: “Todo cambia. Cambia lo superficial, cambia también lo profundo, cambia el modo de pensar, cambia todo en este mundo”.
En 1968, Díaz Ordaz asumió la responsabilidad porque se sentía respaldado y poderoso.
Ya como embajador en España, en 1977, respondió con enojo que el 2 de octubre no manchó la historia nacional, sino solo “la de unos cuantos hogares’”. Hoy, incluso muchos conservadores condenan esa abominable masacre.