Por Zaira Eliette Espinosa
“Quién sabe qué es querer cuando se lleva tanto tiempo juntos”.
Entre la confusión que se genera por el paso del tiempo, los lazos familiares, el sucumbir al “vértigo del sinsentido” o dejarse vencer por el desgano, la poeta y escritora colombiana Piedad Bonnett nos presenta una novela que manifiesta esa rareza de la tolerancia en las relaciones humanas.
¿Qué une a las familias o matrimonios más allá de la sangre o del amor? Emilia es el personaje de una mujer que ha dejado que los estragos de la pérdida de un hijo rodeen toda la problemática que tiene en relación a su marido y a su padre; con su madre, su hermana, su hija y su nieta.
La idea central ocurre con un cambio radical no solicitado ni esperado del aspecto de su cocina, una remodelación que simbólicamente lo es todo.
Bonnett elige una situación de muchas fragilidades emocionales. Expone la manera en que se manifiestan esas cadenas heredadas de silencios y represiones. El rol de los personajes masculinos sucede opresor, violento, lleno de micro y macro machismos.
Las mujeres toleran el trato, con aparente inteligencia, pero con vacíos y viendo esparcidos los pedazos de su dignidad, y por si fuera poco de su vida, una que no se recupera nunca.
Se habla de las evasivas para evitar confrontaciones, y cómo, de manera paralela, aparecen las inquietudes por lograr ese sentido de pertenencia que emane de lo que una crea y desarrolla a lo largo de las condiciones laborales.
“Emilia echa de menos los días en que desayunaba sola, tomándose su tiempo, sin otros ojos encima, bebiendo su café con parsimonia”.
“Cuando viaja sola… Emilia se sumerge en la burbuja de su silencio, y no es raro que mientras flota en ella empiecen a brillar hallazgos”, narra la autora y así nos va perfilando la vida de una mujer desbordada de mutismos y añoranzas, acaso de desamparos.
En la novela, la muerte se asoma y echa sus raíces para que el pasado sirva frutos amargos y tristes, para que el olvido se marchite de vez en cuando y reverdezca en ciertas fechas y situaciones.
Bonnett hace una espléndida radiografía del círculo familiar en torno a las mujeres, usa un lenguaje íntimo y muy cercano a lo cotidiano, a la atmosfera que una cocina encierra: la reconstrucción de golpe de la identidad y la vida que se tiene por delante.
Piedad Bonnett
(Alfaguara)




