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El Chat-GPT mexicano: ¿un paso a la soberanía tecnológica o más dependencia?

Por Ernesto Ángeles

El 30 de julio de 2025, el Consejo Coordinador Empresarial (CCE), la empresa estadounidense de semiconductores Nvidia y autoridades mexicanas, lideradas por el Secretario de Economía, Marcelo Ebrard, lanzaron la iniciativa “México IA: Inversión Acelerada”; dicho proyecto tiene por objetivo convertir a México en un hub regional de IA, contempla construir una red de centros de datos, supercomputadoras y, sobre todo, desarrollar un gran modelo de lenguaje en español. 

De acuerdo con los organizadores, en este proyecto Nvidia facilitará el acceso a sus GPUs y colaborará con universidades como la UNAM para crear supercomputadoras; por su parte, el CCE promoverá la adopción de IA en sectores productivos y la creación de más de 200 start-ups de IA. Asimismo, el proyecto busca entrenar el modelo con datos locales, en español y variantes regionales, para aplicaciones en educación, salud y administración pública. 

En este punto seguramente te preguntarás cosas como ¿para qué?, ¿en qué beneficia a México? O ¿existe algún riesgo asociado? 

Para comenzar, es importante tener en cuenta que modelos comerciales de IA como GPT están entrenados con datos que no incluyen voces latinoamericanas y suelen reproducir sesgos culturales, por lo que un modelo regional podría ofrecer respuestas más pertinentes y, en el mejor de los casos, evitar la extracción de datos por corporaciones extranjeras. En esta línea, México también participa en el proyecto Latam‑GPT, impulsado por Chile, para crear un modelo abierto adaptado a las culturas y lenguas de América Latina.

Es así como esta iniciativa, junto con el Latam-GPT, podría significar una representatividad digital más acorde a realidades locales, contadas por y para personas de Latinoamérica y México; asimismo, podría creerse que este es un paso más en la construcción de la soberanía digital al extender la realidad local a espacios y herramientas digitales representativas y, con ello, ayudar a salvaguardar el patrimonio etno-cultural de grupos indígenas.

Aunque hasta aquí todo suena como un buen camino para alcanzar la soberanía tecnológica, tal como el propio Ebrard apuntó; empero, se debe tener cuidado en detalles técnicos, ya que por más que un país desarrolle su propio modelo de IA, si éste descansa en capacidades tecnológicas y de infraestructura de otros actores, la soberanía resultante sería, como mínimo, incompleta o parcial, sujeta a las capacidades y decisiones de empresas u otros Estados. 

No hay que olvidar que México y otros países dependen de hardware y modelos base fabricados por empresas de Estados Unidos; por lo que, sin inversión en capacidad local de diseño y fabricación de chips, la dependencia persistirá, a menos que otros proyectos nacionales generen sinergias con el GPT mexicano y se optimicen los recursos para no depender de tecnología de punta como los chips más avanzados. 

En este sentido, la iniciativa “México IA: Inversión Acelerada” será llevada a cabo en alianza con una empresa ampliamente poderosa y monopólica como Nvidia, la cual vende chips, computación en la nube y software; por lo que por más que su CEO diga que “cada país necesita IA soberana”, la atención debe centrarse en las letras pequeñas y en cuestiones técnicas, ya que es posible que la ganancia de tal empresa no sólo sea económica, sino que venga en forma de datos -y no cualquier tipo de datos-, sino datos significativos, estructurados y curados que no se encuentran en línea, ahorrándoles millones de dólares de trabajo a Nvidia, enriqueciendo sus modelos propietarios y reforzando su posición de monopolio. Es por esto que, en el corto plazo, una estrategia más soberana sería diversificar proveedores (incluidos proyectos europeos abiertos y tecnología de China), así como apoyar iniciativas regionales como Latam‑GPT.

Otro aspecto relevante detrás del GPT mexicano es que nunca se mencionó si éste será de código abierto, por lo que un modelo mexicano de IA de código cerrado dificultaría la cooperación internacional, haría del modelo un bien opaco y centralizado y sólo beneficiaría a unas cuantas partes. 

Además, ya que el modelo tendrá por objetivo incorporar lenguas indígenas, será fundamental contar con el consentimiento informado de las comunidades y garantizar que sean beneficiarias de las aplicaciones; de lo contrario, la extracción de datos culturales perpetuará el colonialismo de datos. Es por ello que será importante crear instancias de gobernanza de datos y educación digital con participación de pueblos originarios, académicos y sociedad civil.

Por otro lado, las supercomputadoras y centros de datos consumen enormes cantidades de energía y agua, lo que vuelve imperativo evaluar el impacto climático y las condiciones laborales en la construcción y mantenimiento de estas infraestructuras. 

En conclusión, este es sólo un paso en la emancipación tecnológica de una dependencia que afecta a la innovación nacional; sin embargo, aún hay un enorme camino que recorrer con todo y el GPT mexicano, ya que una IA soberana se refiere a que un Estado controle la infraestructura, los datos y el desarrollo de sus modelos, no a que una empresa ofrezca chips, cómputo en la nube y modelos “nacionales” a cambio de los datos, recursos hídricos y energéticos del país, de lo contrario, se perpetuará el modelo de colonialismo tecnológico, sólo que bajo otros nombres y apariencias. 

Imagen portada: Especial

Fuente:

// Con información de SPR

Vía / Autor:

// Staff

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Autor: lostubos
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