Por José Jaime Ruiz
La narrativa del “no somos iguales” fue reventada por los casos de Adán Augusto López y La Barredora y la corrupción en las aduanas portuarias bajo el mando del almirante Rafael Ojeda. No podían no saber. Hasta ahora el Segundo Piso de la Cuarta Transformación les extiende su manto protector. En la Mañanera del Pueblo del 9 de septiembre la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo afirmó: «El que haya uno, dos o tres elementos que hayan estado involucrados en un lamentable hecho como este: habla bien de la institución, que la propia institución haya participado en la investigación, colaborando con la Fiscalía, para llegar a las últimas consecuencias. Y sigue la investigación. Esto es muy importante, muy importante: Primero, porque habla de la integridad del almirante Morales y su trabajo. Segundo, porque nosotros no acusamos a nadie que no esté dentro de las líneas de investigación, sino sencillamente donde hay pruebas. Y tercero, aunque es un hecho lamentable, fortalece a la institución, fortalece a la institución, a la Marina».
Nadie pone en entredicho el servicio y la aportación de la Marina. La duda razonable es si el almirante Ojeda conocía la corrupción de sus sobrinos políticos. El fiscal Alejandro Gertz Manero aseguró, en una primera declaración, que el almirante denunció el huachicoleo fiscal desde hace dos años. Luego hizo una precisión ya que después aseguró que las denuncias fueron en 2024. Las fechas se entrecruzan. El vicealmirante Manuel Roberto Farías Laguna, en enero de 2024 (mismo año) fue investido como comandante de la Décima Segunda Zona Naval en Puerto Vallarta. ¿Sabía el almirante de la corrupción del vicealmirante y aun así lo avaló en la zona naval? Ya sin el cobijo institucional de su tío político, en enero de 2025 fue relevado del cargo.
La trama del huachicoleo fiscal es sangrienta: Sergio Carmona Angulo, Fernando Rubén Guerrero Alcántar, Magaly Janet Nava Ramos, Ernesto Cuitláhuac Vázquez Reyna. ¿Tienen relación las ejecuciones? De ser así, una o varias, sugieren que el huachicoleo fiscal escaló a niveles de asesinatos. La formalidad y coadyuvancia de la Marina en las investigaciones no anula el fondo y los trasfondos. La Armada no sale fortalecida, al contrario, es vulnerable a la corrupción. No se puede condenar, ni siquiera mediáticamente, al almirante Ojeda, tampoco exonerarlo políticamente. La presunción de inocencia debe prevalecer, pero proporcionarle coartadas oficiales no ayuda a la percepción ciudadana.
En tratándose de manzanas de altos mandos, la teoría de las podridas no llama a la justificación de evadirse institucionalmente de la podredumbre. ¿El problema estuvo en las manzanas o en el cesto, en el barril? El almirante Rafael Ojeda aseguró en una Mañanera de mayo de 2021: “Parece ser que el enemigo lo tenemos en el Poder Judicial”. Pues resultó que el enemigo no sólo estaba en el Poder Judicial y sus “sabadazos” sino también dentro de casa. Mala supervisión, falta de investigación interna, lavarse las manos con la fiscalía, entorno propicio para la corrupción. ¿Los sobrinos políticos hubieran crecido tanto sin un nepotismo explícito o implícito? Encubrir no es tarea de la 4T. No hay manzanas podridas sin cesto podrido, tampoco cesto podrido sin manzanas podridas. Los vicios del antiguo régimen disminuyen, pero siguen vivos. No hay que confundirse ni confundir con retórica inútil: ninguna herida fortalece.
