Por José Jaime Ruiz
El artículo de Héctor Aguilar Camín en Milenio, “El trimicidio de Ciro”, es una pieza notable del periodismo escoria: la beoda mierda que flota en las aguas heladas del cálculo fascista. Escribe el historiador: “Tres intentos de homicidio padeció Ciro Gómez Leyva durante el gobierno de López Obrador. Uno, el de quien trató de matarlo a tiros y no pudo hacerlo porque el auto estaba blindado. Otro, el de quien trató de matar a la persona pública Ciro Gómez Leyva, al periodista, y no pudo hacerlo, aunque lo intentó sin cesar, con premeditación, alevosía y ventaja”.
Hay antecedentes, ni Héctor ni Ciro son los únicos partícipes de esta deriva facha. En marzo de 2023 escribió Denise Dresser en Reforma: “Atrás quedó la promesa del diálogo circular, la rendición de cuentas, la transparencia en el ejercicio del poder. En su lugar, ahora presenciamos un ejercicio cotidiano de degradación. Como víctima de ese asesinato verbal, ya que he sido mencionada 87 veces en el circo romano de Palacio Nacional, decidí ejercer mi derecho, y el de todas y todos a defenderme de un gobernante abusivo”.
Los fascistas debieran de ser más imaginativos en sus vilezas: “matar a la persona pública”; “víctima de asesinato verbal”. La presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, en la mañanera del miércoles 8 de octubre, sensata, se contuvo: “¿Qué les pasa a todos estos intelectuales que estaban acostumbrados a que el pueblo de México solo escuchara lo que se decía en sus medios? Pues se sienten rebasados, ¿por qué?, porque han perdido mucha credibilidad. Porque ellos también, y qué bueno que defiendan una posición política, pero tienen una manera de atacar a sus adversarios políticos denostando. Digo, hay algunos que ya es increíble lo que dicen, ¿no? El artículo de Aguilar Camín de hoy es una cosa tremenda, de lo que dice de Ciro”.
El historiador desacreditado, comenta: “El más insidioso y persistente fue el del entonces presidente López Obrador: borrar a Ciro de su mundo profesional, destruir su fama pública”. ¿De qué mundo profesional escribe Aguilar Camín? Para documentar la vileza de esa “fama pública”, leamos a un verdadero periodista, Jaime Avilés, y su opinión: “Ciro Gómez Leyva no nació de un vientre humano. Es innecesario argumentarlo. Llamarlo ‘hijo de puta’ sería enaltecerlo (y su mamá no tiene nada que ver aquí). Ciro Gómez Leyva carga con la muerte de Galo Gómez Ogalde, el periodista chileno refugiado en México, a quien en plena depresión aguda orilló al suicidio (y después sacó su cuerpo de la Cruz Roja y quedó monísimo con sus padres)”.
La rabia de Dresser, Aguilar Camín y Ciro contra López Obrador, no sólo patética, enfermiza. Periodismo escoria: mierda que flota en las aguas heladas del cálculo fascista.
