Por Joaquín Hurtado
I
Entonces, lo que había de ser hubo de ser. Lo que hoy es, fue verbo primordial, para desaparecer en efímeros sustantivos.
Entre lo que cabe y lo que corresponde, una sola letra es palpable. Es Destino. Profecía y señal. Vuelo y abismo. Peso muerto. Caída que dice mucho, la Realidad. Nada que se pronuncia. Virtuoso tiempo, da a cada cosa su asunto, a cada hecho una historia patente.
Planeta verbal. Signo y movimiento vuelto afuera. Línea que se curva. Herida que no cierra. Lo aparte, donde vive lo vivo y se sostiene lo inerte.
Cuanto más vivo, acaba vuelto hacia el cielo. Cuanto más cerca, se agota en el fuego. Cuanto más se presenta, más se aleja. Ata lo que amenaza. Atrae lo que aborrece.
II
Letra vencedora. Aliento, ritmo, texto. Combustión literaria. Afirmación falaz, solidez etérea.
Código secreto, uno que interpela interpretando al sujeto. Pregunta que no responde. Mensajero del azar. Belleza de un No que juega al Sí del dios en el incendio.
Subalterno espectro en lo más abierto del viento.
Fenómeno del claro. Teatro sin habla, silencio, gesto por descifrar. Sin definición.
Solo siendo.
Letra arrojada, condenada a ser para cuidar lo que brota. Lo que imagina la textura de un ángel. Portera que nada espera. La última por venir con los futuros hablantes, pastores del ocaso.
III
Letra viva que la muerte merodea. Niña sucia, arrebatada de estrellas. Impregnada de afectos y últimos alientos. Vejada hasta la ignominia. No salvada ni por ella misma. Tierra sabor tierra. Perra que come perra. Hielo falso.
Diamante y aullido. Tormenta y palomar, con autoridad de Antiguo Testamento. Carne censurada. Ciudad en llamas, traicionada por imperios. Garabato electrónico.
De la catacumba a la luz en un solo acto. Cifra y gancho. Anzuelo impostergable. Animal salvaje que en la selva se asolea. Insecto con ojos primitivos. Explicación no pedida, relevo de pruebas. Culpa y sarcasmo.
La que se entrega y muere, la que sacrifica la osamenta. Entra por la pupila. Al momento estalla, viciada de sangre y pavor. De retorno a la fila, la poderosa garra escrita se lamenta: solo soy otra letra vencida.



