Por Félix Cortés Camarillo
Si le hacemos caso a las declaraciones públicas del presidente de los Estados Unidos, los días de Nicolás Maduro gobernando Venezuela están contados. “Numbered”, dijo. El problema es que Donald Trump dice tantas cosas…
No siempre consonantes. Lo cual sería un indicio de que la administración Trump y su complicada estructura, no mantiene un criterio unánime en cuanto al destino del dictador caribeño, quien mantuvo hace unos días una conversación telefónica con el norteamericano, de la que pocos detalles se conocen.
Presumiblemente, y apoyado en la presencia naval sin precedentes de los Estados Unios frente a las costas de Venezuela, Trump habría ofrecido a Maduro una graciosa huida para que se marche con los suyos a uno de los pocos países que le dieran albergue. Se menciona, sin mucho sustento, Cuba; pero también Nicaragua y la lejana Hungría, pero en esto la política está llena de sorpresas. Lo único en lo que todos coincidimos es que Maduro se va. La pregunta es cuando. ¿Está suficientemente maduro para caer?
A la hora en que estas líneas se publiquen, en Oslo se estará entregando el Premio Nobel de la Paz a María Corina Machado -en persona o no- convertida en el emblema de la resistencia venezolana, que ha permanecido más de un año en la clandestinidad, y cuya salida al exterior pudo haber sido producto de un acuerdo en la conversación telefónica de referencia. Y, si no asistió, no pasa nada. Mi inteligencia, que es necesariamente artificial, me dice que cinco recipiendarios del Nobel de la Paz no pudieron ir a Oslo porque estaban en el bote.
Ha trascendido repetidamente que en el Consejo de Seguridad de la Casa Blanca se maneja un media docena de estrategias diferentes para “el día siguiente” de la salida del hombre que hablaba con el pajarito, personalización de su antecesor, Hugo Chávez. De la misma forma, Corina Machado y Edmundo González, quien le ganó las elecciones al chavismo y fue despojado, tienen elaborados planes y plantillas de gobierno para la reconstrucción de país en seguridad, economía, petróleo,infraestructura y educación para su toma del poder, que consideran indiscutible. Y, patrocinada.
Cuando esto escribo, todos estábamos seguros de que Corina Machado en persona recibiría la distinción en Noruega personalmente, acompañada de una corta y variopinta corte latinoamericana que, siguiendo la pusilánime postura de México, ha sido la región más díscola a solidarizarse con la legalidad. Si así fuere, la incertidumbre es si la señora Machado regresa, cómo y cuándo a su país.
En política, el tiempo juega.
PARA LA MAÑANERA DEL PUEBLO (porque no dejan entrar sin tapabocas): Triste papel de Luisa María Alcalde, encargada del despacho de Morena, tratando de justificar en la televisión con Joaquín el acarreo del domingo de Morena, acusando de acarreados a los de la generación zeta, culpando al PRIAN de pagar a los halcones revividos que llegan a las manifestaciones en el Zócalo que no son de apoyo al régimen, y defendiendo los excesos del hijo del papá de Andy. Entre otros tropiezos. Pobre juventud.
