Por Félix Cortés Camarillo
Muy pronto se apagó el argüende mediático armado desde Palacio Nacional, en torno a la señora presidente con A de patria, celebrando con sonrisa pareja del primer ministro de Canadá, el bailoteo al ritmo de YMCA por parte del presidente Trump en el palco de mandatarios de la FIFA. Tutti felici e contenti.
El mensaje era claro: no hay ningún problema entre los signatarios del TMEC, que se discutirá el año que viene. O antes, si lo dispone Trump.
Pero no. Poco tenía la señora Sheinbaum en tierra azteca cuando llegó la siguiente amenaza: o cumple México, antes de que diciembre termine, con la dotación de agua de la cuenca fronteriza a los agricultores de Texas, o viene un incremento del cinco por ciento a los aranceles sobre lo que México le vende a su amigou.
El tratado bilateral sobre el uso por los dos países de las aguas de los ríos fronterizos Colorado y Bravo, fue hecho en 1944.Puede discutirse su esencia, tendencia y circunstancias en que fue firmado; es, sin embargo, un tratado aceptado y válido, que durante lustros fue seguido por los dos países. Poco a poco, México se ha visto imposibilitado de cumplir su cuota anual, de alrededor de medio millón de metros cúbicos. El agua manda y decide en donde cae y por qué caminos se va.
La obligación gringa es de más del triple. Tal vez, decía el Quijote, es mejor no menearle.
En esa circunstancia, y luego de los períodos de sequía que sufrimos los mexicanos en los últimos años, ante la requisición norteamericana, el gobierno de la señora Sheinbaum hoy no tiene más recurso que acudir al dicho mexicano: debo, no niego; pago, no tengo. En este mundo del todo artificial, lo único que no se puede fabricar, es el agua.
La aceptada deuda puede encontrar una salida de sacrificio: Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas -bueno, sus virreyes locales- han sido contactados por la señora presidente con A de patria para que se apolinguen con sus aguas para dar un abono de la deuda. De los cuatro entidades, la que menos agua usa para agricultura es Nuevo León. Monterrey y su zona connurbada, con el inmenso caudal de agua potable que cnsume, sería la víctima propiciatoria de este sacrificio al ceder las aguas de la presa El Cuchillo, que falsamente se adjudica el mentirosillo gobernador Samuel García como su logro, para regar tierras tejanas.Elproblema intenracional agarra raíces norteñas, I´,iñor.
Muy en su estilo, la señora Sheinbaum insiste en que se está negociando con la adminisración gabacha y que ella espera encontrar una solucionn favorable para todo el mundo. Yo desde hace mucho tiempo aprendí que no se puede uno sentar en dos sillas a la vez: suele quedar cierta área al descubierto.
PARA LA MAÑANERA DEL PUEBLO (porque no dejan entrar sin tapabocas): Me cae de madres, que estoy seguro de que Gabriel García Márquez no conoció al senador morenista y pastor de su rebaño Adán Augusto López. Si ello hubiése acontecido, el probo político mexicano hubiese acudido a cualquier librería para comprar miles de ejemplares de Cien Años de Soledad para regalar a cada uno de los senadores de su partido, en este período de generosidad obligada, cien ejemplares, del libro que mandó a la fama al tal Gabo.
Eso fue lo que hizo Adán Augusto para efundir el mensaje de que él no estaba muerto, andaba de parranda.Y que sigue en la primera fila de los afectos del autor de esta nueva grandeza mexicana.
Compró cajas llenas del libro que firma como autor Andrés Manuel López Obrador y que se llama “Grandeza” para regalar “en lugar de pavos” -eso dijo- a sus compinches.
Merry Christmas.



