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Un proyecto para estas elecciones

Por Carlos Chavarría.

“En esencia el fascismo es apropiación del gobierno por

 un individuo, por un grupo o por cualquier poder privado”.

Franklin D. Roosevelt.

Faltan escasos días para la elección y es fecha que todavía no está claro entre qué proyectos se va a elegir. Eso sí, todos ya festejan sus triunfos estadísticos a modo y presumen de ejércitos de votantes que ni siquiera reúnen para una pachanga de compromiso.

Rostros y colores sí se ven, banderas y lemas también pero ahí se empiezan a difuminar las cosas pues todos suenan igual de vacíos. La “regaladera” es la moda para estar a tono con los tiempos.

Pero de estrategias para lograr las cosas que ofrecen ni hablar, no se ven por ninguna parte. Como en todas las elecciones abundan las cartitas a Santa y todos los buenos deseos del mundo, pero de los “cómos” nada se sabe y algunos suenan hasta francamente ridículos como impracticables o descabellados.

Olvídense de las redes sociales, si de obtener luz se trata ahí las cosas se tratan de calentura. Abundan aseveraciones de todo tipo que no soportan el más mínimo análisis y se repite el mismo patrón de voto cegado y por lo tanto sesgado por las emociones.

Nadie habla de cómo salir del estancamiento, ni siquiera el presidente que la lleva tres años gobernando acierta con algún planteamiento que logre aglutinar la voluntad de la nación entera para superarnos a nosotros mismos.

El presidente ya nos puso donde él quería. La elección se decidirá por el voto duro y el inercial, para eso dedicó toda su paciencia y cientos de mañaneras a dividir a la sociedad apostándole todo a que la gran masa electoral no razona y es de memoria corta y flaca, y hasta se da el lujo de preparar el terreno para invalidar el proceso electoral si no le favorece.

En una sociedad que desprecia la dialéctica como método de análisis para poder elegir ya nada tiene que ver entre proyectos de mejora, de avance, sino de votar contra nosotros mismos.

Se trata de acabar con todos los llamados “privilegios”, donde el llamado privilegio es todo lo que pueda diferenciarnos de la media de la población y sobre todo del “pueblo bueno”, para sustituirlo en justicia por la “mano generosa del estado” y su buen e infalible líder de turno.

Pero no debemos perdernos, es una elección intermedia y se requiere controlar al ejecutivo para obligar a la deliberación de los grandes asuntos nacionales y dejar la super simplificación en la que se perdieron tres años.

Fuente:

Vía / Autor:

Carlos Chavarría

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Autor: lostubos
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