Por Federico Arreola
Le Monde, de Francia, de centroizquierda; Die Welt, de Alemania, de ideología conservadora; The Economist, de Reino Unido, revista neoliberal…
Los mencionados son tres medios de comunicación que se han sumado, recientemente —en el mejor de los casos sin querer queriéndolo—, a la campaña anti López Obrador de la derecha mexicana, encabezada por tres partidos políticos, una figura apreciada en el empresariado mexicano y el más conocido representante del instituto que, se supone, debería ser el árbitro en el actual proceso electoral.
Los partidos que apuestan a la destrucción de AMLO y la 4T son el PRI, el PAN y el PRD; el empresario que coordinada tal embestida contra el presidente de México se llama Claudio X. González Guajardo —quien es ‘empresario’ no por haber fundado ninguna empresa que valga la pena, sino por ser hijo de un influyente hombre de negocios más que cercano al expresidente Carlos Salinas—; y el árbitro que ha decidido ser al mismo tiempo jugador en la cancha de las elecciones mexicanas es Lorenzo Córdova, del INE.
La mayoría de los comentaristas en la prensa mexicana —también sin querer queriendo— apoya la lógica de que Andrés Manuel y su partido, Morena, deben ser derrotados el próximo domingo haiga sido como haiga sido.
Algunos de los más importantes opinadores mexicanos, como Enrique Krauze y Jorge G. Castañeda, han enviado artículos al New York Times, de Estados Unidos, para pedir al presidente de ese país, Joe Biden, que intervenga en México para controlar el poder —excesivo, para ellos— que tiene nuestro presidente, Andrés Manuel López Obrador.
La principal refutación de la tesis de que AMLO posee demasiado poder es lo mucho que se le critica —y aun se le insulta y calumnia— en nuestro país. Ningún otro presidente mexicano había sido tan agredido, afortunadamente —lo que habla de la solidez del sistema de libertades del que gozamos— sin que se moleste a sus críticos, por más que abusen al expresarse.
La pregunta ya no es si tanto dinero y tantos grupos de poder político y mediático, nacionales y extranjeros, unidos contra AMLO y Morena lograrán el resultado buscan —quitarle la mayoría de las gubernaturas y la Cámara de Diputados a la 4T—, sino cómo actuaran en el probable caso de que la gente insista en votar por el partido de izquierda del presidente de México.
La derrota del partido de López Obrador ya no se ve posible. Las encuestas son contundentes: Morena gana la mayoría de las gubernaturas y tendrá mayoría en la Cámara.
¿Lo aceptará la oposición? No lo creo, pero no pasará de ahí.
¿Gritará fraude la alianza de Claudio X? Es lo más probable, aunque no tendrá credibilidad su histeria.
¿Desaparecerá la alianza PRI-PAN-PRD? Más bien, se fortalecerá y seguirá trabajando, ahora pensando en las presidenciales de 2024 ya con precandidatos formales, por así llamarlos como Enrique Alfaro, Ricardo Anaya y aun Lorenzo Córdova.
¿Los empresarios recurrirán a otras formas de lucha distintas —esto es, menos democráticas— contra la 4T que no les conviene, sobre todo porque se les obliga a pagar impuestos? Lo intentarán, pero pienso que al final harán lo que siempre hacen: buenos negocios en un país de enormes oportunidades como México, que no dependen de si gobierna la izquierda o la derecha. Buenos negocios, sí, pero pagando impuestos. El empresariado puede y debe empezar al fin a actuar con responsabilidad.