Por Félix Cortés Camarillo
Lentamente, pese a las oscilantes posturas del gobierno mexicano, ante la pandemia hemos apostado nuestro futuro con mayor o menor convicción a la vacunación. Los medios de comunicación que el presidente López ama denigrar, han jugado un papel importante con sus incesantes mensajes convocando a la inmunización. No somos un país excepcional. La apatía que las epidemias provocan durante todo el período en que no nos toca sus consecuencias directamente a nuestra persona o nuestro entorno familiar, se presenta en todos lados. En los Estados Unidos los incentivos para los que acudan a vacunarse han ido de los paquetes de cervezas a los billetes de cien dólares. En Europa hay manifestaciones en contra de las intenciones de hacer la vacuna obligatoria.
A pesar de esos afanes en nuestro país, no llegamos a superar el treinta por ciento de la población plenamente vacunada y el presidente López sigue insistiendo que en octubre todos los mayores de 18 estaremos habremos recibido la dosis completa. Ojalá que su boca sea de profeta, cosa que no es frecuente.
Los Estados Unidos y la mayoría de los países europeos tiene más de la mitad de su población total de ese rango totalmente vacunada, lo que le está permitiendo a estos países recuperar lentamente su actividad relativamente normal, especialmente en lo económico. Esta generación y las que siguen tienen que entender que hay una nueva definición de normalidad, que no logrará empatarse con lo que vivíamos hace dos años. La precaución y la higiene se tendrán que quedar con nosotros cuando la pandemia ceda.
Diariamente el número de contagiados en México se incrementa y los fallecimientos se siguen contando por centenas. El subsecretario López Gatell sigue diciendo que son pocos, lo cual muestra su ignorancia supina en el sentido de que un muerto es demasiado.
Lo que nos está pasando en esta cuarta simulación es que sufrimos una salud desinformada. Desde Palacio Nacional nos han acostumbrado a escuchar que la pandemia está vencida, que la curva de contagios y muertes ya se aplanó y nos inundan con datos de los millones de vacunas que llegan por semana al aeropuerto, pero no sabemos dónde están las vacunas que no se han aplicado.
Es probable que en realidad lo que dice López Gatell sea cierto. Que el 95 por ciento de los nuevos infectados son personas que no se habían vacunado. Lo indudable es que los muertos por el coronavirus constituyen el 10 por ciento de la mortandad nacional. También lo es que ninguna vacuna garantiza la total inmunidad ante el virus. Lo probable y deseable es que si nos afecta la infección su intensidad sea menor y su recuperación, si bien es lenta y molesta, es probable.
Lo que es poco probable es que nos digan la verdad desde el gobierno federal. Mientras tanto, las camas de hospital se acaban y los enfermos siguen siendo más.
Sin que las cifras gubernamentales lo reconozcan plenamente.
PARA LA MAÑANERA (porque no me dejan entrar sin tapaboca): con todo respeto, señor presidente: ¿qué le dice el señor Fiscal del caso Eduardo Lozoya? Ya le iniciaron otro cargo millonario en el asunto Odebrecht pero el ex director de Pemex no ha pasado un solo minuto en la cárcel.
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