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María Elena Chapa Hernández ha fallecido

Por Mario Rodríguez Platas

No puedo asimilar su muerte, no puedo. María Elena, pasó de ser mi jefa (1984) a ser mi maestra, guía y gran amiga.

La noticia me la acaba de dar mi amiga, la senadora Indira Kempis Dei y, desde ese momento, no he podido parar mi llanto…no cesa.

María Elena representa para mí (así en presente) y para la lucha por las libertades civiles, todo. Ella es mi referente y ejemplo a seguir, siempre metódica y directa, siempre atenta, cordial y generosa para compartir su sabiduría y vasta experiencia.

De ella se ha dicho todo y se ha escrito más, pero de lo que nunca podrá acusársele es de hipócrita o mezquina.

María Elena es una feminista destacada y que, fiel a su esencia insumisa, logró para las mujeres de México trazar la ruta de su emancipación plena y de su empoderamiento.

María Elena, mi amiga, mi confidente… mi paño de lágrimas, nunca dejó de luchar en lo que creía y pocas cosas dejó por concretar, ese es su legado: nunca dejar de luchar por tus ideales.

No hace mucho, y cuando yo andaba en campaña por la diputación local, sabiendo de mis precariedades para solventar gastos, me habló a mi celular y me dijo: ‘Mario, ellos (hacía alusión a quienes me ponían obstáculos) no te tienen a ti y eso les encabrona, sigue teniéndote a ti y más temprano que tarde, ganarás, querido».

Hoy ha pasado lo que nunca creí que pasaría (porque así es uno cuando quiere de madre-padre a alguien, cree en la inmortalidad física que no existe) y para paliar el dolor que me causa este trance, es prometerle a ella, mi amiga: nunca dejaré de tenerme a mí para no perderme.

Les dejo una parte de un texto «Me asumo insumisa» que escribió en el año 2000 y que fue su filosofía de vida: «Así vivo. Con tareas difíciles y gratas, para abrir caminos, para ver el entusiasmo de las mujeres y el disfrute de la familia, para ver crecer las esperanzas y para integrarme con todos y todas, así como soy, a las causas sociales.

«Metida en reflexiones y acciones sobre la igualdad, la libertad, la justicia y la democracia. La lucha entre héroes y heroínas, lo masculino y lo femenino, el patriarcado y el matriarcado no ha terminado. Lograr que las mujeres seamos soberanas, que nos demos permiso sin culpas, que construyamos un proyecto de vida para aceptarnos como somos debe continuar.

Reconociéndonos sin soberbias ni humildades, con furias y ternuras, ganadoras y perdedoras, nutridas y desamparadas, amadas y dejadas, con todas las emociones en su sitio, avanzando y retrocediendo, siempre que nada nos apriete: ni un cinto, ni un zapato; ese día no seremos esclavas de nadie más que de nuestros sueños y en esos días también seremos libres. Y mi libertad, la que me he ganado en legítimo derecho, la que me permite gobernarme con equidad, la que no es negociable, se pone al servicio de México».


Vuela alto… más alto, querida María Elena, al final nadie te pudo cortar las alas.

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Vía / Autor:

// Mario Rodríguez Platas

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Autor: stafflostubos
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