Por Obed Campos
Ayer me mandaron el video de Vice News, en el que queda patente la impunidad con la que los delincuentes se mueven a sus anchas en la frontera y en todo el país.
“Exclusive: Armed Men Wearing Mexican Special Forces Uniforms Break Drug Cartel Boss Out of Prison” dice en inglés el titular del documento, algo así como: “Exclusiva: Hombres armados vestidos con uniformes de las fuerzas especiales mexicanas sacan de prisión al jefe del cartel de la droga”.
Cámaras de seguridad grabaron el documental, que es reproducido en “cámara rápida” y se ve a las claras como rescataron a José Alfredo Hernández Campos “El Calamardo”, líder delincuencial en aquella frontera, un día después de que fue detenido por las fuerzas federales en Tamaulipas.
Los tipos que llegaron al rescate vestían ropa táctica, y logos y arribaron a bordo de varios vehículos a las instalaciones de la Policía Ministerial en Reynosa.
El video tiene fecha del 31 de julio del 2021, y se ve como los comandos a punta de fusil obligan una pareja y a un menor (que estaban de visita supongo en esas instalaciones) a tirarse al piso, para revisar uno a uno los separos del edificio.
No hubo ni un intento de enfrentar a los rescatadores no por mantener cautivo a “Calamardo”, quien acabó muerto el pasado 4 de septiembre durante un enfrentamiento.
Un policía estatal tamaulipeco usa las llaves para abrir la puerta de la celda de Hernández Campos y hasta lo acompaña a la salida.
Los malhechores abandonan el sitio tal y como llegaron: a toda velocidad.
Analizando el tema de la inseguridad, ayer mismo un amigo me escribe:
“Reitero, tu recuento sin cortapisas es letra que desnuda y no hay prenda que cubra, nomás me quedo pensando en los recios guerreros aztecas, en los insurgentes de nuestra independencia, en los valientes que hicieron frente a la invasión estadounidense, en las tropas que humillaron a los franceses y depusieron al segundo imperio, vamos, hasta en la bola de bárbaros que acompañaban a Villa y Zapata en el sueño de la revolución cuyo ideal como que no acabó de cuajar…
“Y sabes qué mi estimado Obed, todos ellos tenían objetivo fijo y mirada firme en su empresa, en su ofensiva determinante, recuerdo que hace unos años se decidió armar un frente que realizara acciones contundentes contra la delincuencia, que le hablara en el mismo idioma a los cárteles, que se entendiera a balazos incluso sin mediar ley, en ese tiempo la cosa cambió y los indicadores delictivos descendieron…
“Pero hoy nuestras fuerzas federales no participan más, su Comandante supremo les cambió la orden, al menos en NL ya no vemos militares patrullando, no, ellos abandonaron el estado para ir a construir aeropuertos, ferrocarriles, cocinar en alguna catástrofe, o sea contrario a todos los ejércitos que enumere, el actual perdió el enfoque de su mira porque un ideólogo de matutinas homilías tiene otros datos perdón, otros encargos para ellos y le valió madres lo que en NL ya se había construido y aunque perfectible, bien funcionaba.
“Sin duda maestro Obed nos encontramos en guerra y ya lo dice Sun tzu, el arte de la guerra es el arte del engaño, sólo que, ya sabes quién al parecer está engañando a sus tropas en vez de al enemigo, mientras que nosotros somos simple suministro prescindible”.
Estas son las amargas novedades desde el frente, le replico yo.