Por José Jaime Ruiz
@ruizjosejaime
Samuel Alejandro García Sepúlveda es un gobernador indeciso. Los conflictos lo superan cuando sale de su zona de confort de las redes sociales. El candidato que se asoleaba un día sí y otro también haciendo pegotes por toda la metrópoli, se convirtió en el gobernador exquisito que no quiere que lo toquen ni los rayos de sol en los eventos públicos.
García Sepúlveda es un gobernador inseguro: mantuvo en su puesto a Carlos Garza Ibarra, tesorero y secretario de Finanzas de Jaime Rodríguez Calderón; mantuvo en su posición a Aldo Fasci Zuazua como secretario de Seguridad y uno de los egregios responsables de la inseguridad en Nuevo León. El gobernador cedió de nuevo las finanzas públicas del estado a Fernando Elizondo Barragán y el negocio de la seguridad a Fasci Zuazua y sus cuates, a pesar de que el 2021 fue el año más violento desde 2012 con mil 600 asesinatos.
Samuel Alejandro renunció a la gobernanza de Nuevo León que pasa por la administración del erario y por el ejercicio legítimo de la coacción física. Una cosa es dizque gobernar; otra, tener y ejercer el poder. El poder, el verdadero poder, no está en las manos del gobernador vacilante. Aldo y Carlos le pican los ojos y ahora, en enero, los ha ratificado en sus puestos.
A 100 días de gobierno, Samuel Alejandro presentó su tesis y obtuvo u obtendrá su doctorado en Derecho con orientación en Derecho Constitucional y Gobernabilidad. Azares del destino o del desatino que se presente esta tesis sobre derecho constitucional cuando de manera simultánea el gobernador propone violar los derechos de los burócratas al prohibirles asistir a bodas, reuniones sociales, carnes asadas o cualquier otro tipo de celebración. Samuel Alejandro es un gobernador confuso y contradictorio. Como estudiante vela por los derechos constitucionales; como gobernador, trata de violar esos derechos.
Su tesis también incluye la gobernabilidad, gobernabilidad que se encuentra en entredicho por no combatir la desigualad social, al gobernador ya se le olvidó el incendio de El Pozo; gobernabilidad que no puede ejercerse a plenitud en un estado con altos índices de inseguridad; gobernabilidad inalcanzable si los ciudadanos morimos lentamente por la contaminación.
Vacilante, dudoso, titubeante, perplejo, inseguro, confuso, preocupado, irresoluto, Samuel Alejandro ni siquiera pudo decidir el regreso a clases, tan fácil esperarse dos semanas, como se hizo en Tabasco, para evaluar las clases presenciales, ni eso. La mala percepción de su gobierno empieza a cobrarle factura al empresario facturero, al gobernador.