Por Carlos Chavarría
La reciente y última reunión del enviado de los EEUU John Kerry para el asunto de la contra reforma eléctrica, esa que a como de lugar quiere sacar Manuel Bartlett para salvar a la CFE de sus propias ineficiencias, terminó con un comunicado de la presidencia de la república donde en los temas álgidos para la relación con nuestros vecinos, del cual se desprende que nuestro presidente se la jugó muy vivo según él, porque ante las propuestas de Kerry “el no se comprometió a nada porque se quedó callado” y por lo tanto insiste el documento en cuestión que la reforma va sin cambio alguno.
A quien escribió el comunicado de presidencia se le olvida que no solo aquí en México es muy ilustrativo y comprometedor el proverbio que encabeza esta líneas, “el que calla otorga”, y el hecho de que nuestro Ejecutivo guarde sus palabras es un tácito asentir con lo propuesto por alguna contraparte interesada en la misma mesa de negociación.
No es fácil negociar con cualquier persona que no muestra con claridad y de manera concreta hasta donde quiere llegar, y de ahí que desde la negociación del TMEC que concluyó con Trump, ya los norteamericanos demostraron que no confían ni siquiera en la palabra escrita por parte del gobierno mexicano y de ahí que surgieran los mecanismos de vigilancia, intervención y aseguramiento que surgieron con el TMEC y que ahora saltan a la mesa con las ofertas vagas del presidente a Kerry en el tema de la energía.
Mucho menos confían en el sistema judicial mexicano como un eficiente garante de que se cumpla con lo acordado y coincida en la ejecución con las impresiones y generalidades muy positivas que planteó el presidente en cuando al respeto de los intereses de los EEUU en el asunto.
Nadie puede confiar, más aun si se toma en consideración lo que recién acaba de ocurrir con el fiscal autónomo Gertz que usó a la institución e intento someter a la Suprema Corte para sacar a su favor asuntos familiares que ponen en evidencia la facilidad con la que desde el poder se pueden torcer la leyes en nuestro país.
El gabinete que nos gobierna juega con el destino de nuestro país cegados por sus anquilosados paradigmas que los llevan a concebir un regreso imposible al modelo de gobierno que lo controlaba todo y que le pasaba a la sociedad entera los costos y consecuencias de sus desvaríos ideológicos.
El mundo de la economía tiene ciertas bases concretas que no están sujetas a discusión, una de ellas y quizás la mas importante es que si la productividad de las organizaciones de todo tipo no se mejora todo el tiempo esas organizaciones se extinguen bajo su propio costo, la energía no es la excepción.
Por supuesto al estado le corresponde disolver, corregir y atacar todo tipo de distorsiones a ese principio que pudieran ser intentadas por cualquier agente económico preponderante para su beneficio, y la CFE, aunque de propiedad pública, no debe ser la excepción.
Las utilidades que obtengan las empresas privadas dentro del marco de la ley en sustitución competitiva de alguna paraestatal, son una medida de la incapacidad de las empresas públicas para ofrecer una solución de oferta del mismo producto o servicio que no implique subsidios o transferencias, actuales o futuras desde de los hogares para mantener una ilusoria “defensa de las clases más necesitadas, o de los principios de igualdad y justicia social”, que tanto se han usado para justificar decisiones aberrantes solo para mostrar que se tiene el poder absoluto de hacerlo.