Por Félix Cortés Camarillo
Convertidos súbitamente en emisarios de la fe y abogados de la meditación, los diputados de Morena aducen ahora que la maniobra dilatoria en su cámara posponiendo para el domingo la votación de la llamada justamente ley Bartlett, es para dar oportunidad a los legisladores de la oposición para que cambien su voto y aprueben el dictado del presidente López. La idea original fue presionar para que la ley Bartlett se votara por los diputados ayer martes, y lo lograron. Luego vino el ardid: convocar a quince marchas “populares y voluntarias” que bloqueasen los accesos a San Lázaro… a los militantes de los otros partidos. Con la encerrona de los cuates, la votación era fácil y la aprobación inmediata. Los diputados de oposición se atrincheraron en el recinto, con su almohada y piyama en la mano. Dormirían ahí para que no les madrugaran. Ahora los morenos pasaron la sesión al domingo de Resurrección.
La propuesta de López Obrador, que la mayoría apenitas de la Suprema Corte de Justicia de la Nación consideró que no era anticonstitucional en lo general pero sí en la letra chiquita, consiste simplemente en tres enunciados principales: fortalecer la CFE como el monopolio del Estado en la generación y distribución de la energía eléctrica, cancelar a futuro los contratos y concesiones para que la iniciativa privada -nacional o extranjera- pueda algún día generar energía limpia y barata, y revisar la legalidad de los contratos ya existente, que son arriba de 150, para cancelar sin indemnización los contratos que se consideren leoninos. Una tarea que los ciegos seguidores del presidente López, cuya escala de valores pone la eficiencia y el conocimiento en el piso y la ciega lealtad ovina en las alturas, no tendrán problema para determinar.
Dice la sabiduría popular que no es posible enseñar trucos nuevos a un chango viejo. Eso que llamamos Morena no es ni siquiera un partido político. Se trata de una organización populista de carácter falangista; la falange fue una formación antigua de combate constituida por soldados firmemente atados con las manos avanzando hacia el frente. En sus procedimientos, Morena no es más que un PRI con otro nombre y otro color. Sus procedimientos son los mismos.
En ese estilo escuchamos ayer el informe enésimo del presidente López. La incontinencia verbal del presidente López no tiene parangón; recuerda sí, a Luis Echeverría Álvarez en sus interminables discursos cuyo único secreto bien guardado era la forma en que mantenía control sobre su uretra. Ayer no fue en el Zócalo repleto de matracas sino en un exclusivo y discreto patio, con acceso restringido a los pocos miembros del círculo íntimo del presidente López y su esposa doña Beatriz. Pero el discurso es siempre el mismo, reciclado, como en cada conferencia de prensa mañanera.
De la misma manera en que los gobernantes priístas se lucían en la danza de los millones, el presidente López afirma sin ambages que vivimos en Jauja. 21 millones de asegurados en el IMSS, 14 mil pesos de salario mínimo, 55 mil millones de remesas de los braceros, como si ello fuese un logro del gobierno, peso firme, petróleo caro, bolsa firme, reservas 15 por ciento mayores, los combustibles no han subido, la inflación por combustibles en USA en marzo fue del dos y medio por ciento, en México del 0.2.
La ley dice que los informes presidenciales deben ser revisados y sometidos a crítica por los legisladores Y ya sabemos cómo lo hacen. Los mexicanos de a pie, que podemos analizar esos números, sabemos muy bien cuales de estas maromas nuevas son de chango viejo. Y faltan los números mayores: la reforma energética y la aniquilación del INE. Y eso comienza, sin duda, el lunes. Anunciado está. Y no hay nada nuevo bajo el sol.
PILÓN PARA LA MAÑANERA (porque no me dejan entrar sin tapabocas): con todo respeto, señor presidente, ya le iban a dar madruguete haciéndole una rebaja al señor Lozoya, el de Pemex-Odebrecht, similares y conexos, para dejarlo libre. Cuídele las manos al desconocido, se canta en las posadas navideñas.
felixcortescama@gmail.com