Por Félix Cortés Camarillo.
De amor no voy a morirme
El reconocimiento al derecho de expresión que hizo ayer el presidente López a los manifestantes de la llamada marcha del silencio, le enaltece. Escasamente Andrés Manuel ha sido congruente con sus planeamientos de una democracia incluyente, que no ha cumplido y no va a cumplir.
Ellos están en su derecho, concedió, cuando le preguntaron sus paleros sobre la marcha de las calles céntricas del DF, medio vestidos de blanco. Nosotros dijo –y eso es cierto– tenemos experiencia en la disidencia y sería totalmente absurdo impedir que alguien ejerza un derecho por el que nosotros luchamos.
Desde luego, la marcha del domingo fue muy desvalida en número de participantes; quince mil, sesenta mil, ¿qué son esas cifras en el espectro nacional de 120 millones de bocas que alimentar?
Por eso López Obrador hizo memoria para plantear que un día lejano el diario Reforma, que es su villano favorito, en un ejercicio que yo personalmente admiro como herramienta periodística, publicó una foto aérea y –para rectificar los números oficiales de la asistencia a un acto masivo– colocó un alfiler en cada metro cuadrado –no en cada asistente, como dijo falsamente el presidente– para hacer un estimado más cercano a realidad.
Andrés Manuel ha recuperado la tradición de la numeralia magna como argumento contundente para sustentar planteamientos ideológicos, o lo que se les parezca. Por eso dispara cifras de miles de millones de pesos que se han ahorrado en la lucha contra la corrupción. “Estamos trabajando”, solía decir Luis Echeverría. Por eso López nos engaña con los miles de millones que se ahorró –él– cancelando el aeropuerto de Texcoco. Y así, por el estilo, las cifras millonarias, como en el pasado priista, los seguidores de Andrés Manuel bailan la danza de las hipopótamas de la hermosa cinta de Disney Fantasía, que junto con La Bella Durmiente dieron cimentación al imperio que un día va a comprar Marvel, especialista en ilusiones cósmicas. O al revés, con Marvel comprando Disney en una suma que aquí no cabe y que está exprimiendo de la película excepcional, Los Vengadores.
Y que a los mexicanos nos debe plantar la pregunta fundamental: ¿qué opción tenemos? Y sabemos que no hay otra salida. Que si a mi cuñado le bajaron el sueldo de gobierno que tenía porque era muy chingón o que simplemente lo corrieron y tuvo que acepar la decisión dictada desde el Palacio Nacional.
Eso no lo hago, ni por favor