Por José Jaime Ruiz
El español Luis Buñuel dirigió una película memorable: La ilusión viaja en tranvía, una de las mejores películas mexicanas de todos los tiempos, una comedia ácida porque además de divertida, mostrando la desigualdad, su guion es, también, insólito gracias a las plumas de Juan de la Cabada y José Revueltas. En la actualidad, en Monterrey, la desilusión viaja en Metro y en el transporte público. La desilusión de tener y mantener a unas autoridades fracasadas en el tema de la movilidad.
Otro español transterrado, el poeta León Felipe, clamaba que no le contaran más cuentos, que venía de muy lejos y se sabía todos los cuentos. El cuento como mentira, aclaro. Y así Samuel García, Samuelito, y su inepto funcionario, Hernán Villarreal, nos quieren contar cuentos o, lo que es lo mismo, contar las muelas con el desastre de la Línea 2 de Metrorrey. Hernancito, Samuelito, no nos contéis más cuentos que venimos de muy lejos y nos sabemos todos los cuentos. El viajero frecuente, Samuelito, como siempre lo hace, dejará los problemas de Nuevo León para turistear en Italia y gastarse una buena lana en el viaje dando un festín a 400 comensales y bebensales. Y, así, un Metro jodido y Samuelito en Italia.
Samuelito y secuaces acusan que el problema del Metro es añejo y de origen porque el ex gobernador José Natividad González Parás lo construyó mal. Cuando uno no quiere asumir sus responsabilidades, siempre habrá otro a quien echarle la culpa. La paramnesia, sin embargo, es cabrona.
Desde finales de enero de este 2022 el gobierno de Samuelito informó que invertiría 300 millones de pesos en la rehabilitación y mantenimiento de las Líneas 1 y 2 del Metro. Entre el cuidado crítico del sistema se destacó la reparación de los capiteles de la Línea 2 y el mantenimiento a los servicios generales.
Al justificar el cierre de las seis estaciones de la Línea 2, Hernán Villarreal expresó: “Tenemos como capiteles unos polvorones; un polvorón que está a punto de deshacerse”. Por su parte, el director de Metrorrey, Abraham Vargas, aseguró por las mismas fechas: “Nuestra meta es que la gente empiece a desacostumbrarse de las fallas, espero que… por ahí de abril si ocurre una falla, que la gente perciba un menor tiempo de reacción”.
Samuelito y sus funcionarios sabían desde enero la problemática de la Línea 2, nada hicieron, ¿en qué se gastaron los 300 millones de pesos? ¿Acaso alguien se los embolsó? No le dieron mantenimiento en 11 meses a los capiteles de la Línea 2 y ahora los usuarios que pagan el tarifazo, son los que sufren. El Metro jodido, los camiones chinos que nunca llegan, los tarifazos y encima, esperar tres horas para transportarse en medio de la contaminación siniestra que padecemos. ¿Los votantes de Samuelito querían un “nuevo” Nuevo León? Aquí tienen el desastre.