Por Waldo Fernández
Ante cada problemática, ya sea la crisis de seguridad, la falta de agua u hoy, la crisis de ingobernabilidad, el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador ha salido a dar la cara y meter el hombro no por un gobierno o un político sino por la ciudadanía de Nuevo León.
Ha sido la Federación quien ha venido a rescatar al Estado.
Por eso me parece que la carta del ex Gobernador panista Fernando Canales Clariond a Samuel García, donde le pide cambiar su actitud de enfrentamiento con el Congreso local y no imitar al Presidente Andrés Manuel López Obrador, más que una crítica debería de ser un consejo.
Una y otra vez, ha sido el Presidente quien ha instruido a su gabinete a hacer lo necesario y no sólo lo justo para que Nuevo León retome la gobernabilidad, que en un año, ha peligrado no una sino al menos en tres ocasiones.
Ahora, en medio de la crisis política que enfrenta al Gobernador con el Congreso Local y otros poderes, aquella que tiene de cabeza la gobernabilidad del Estado y detenido el trabajo del Congreso, tuvo que venir el Presidente a respaldar al Ejecutivo para calmar las aguas.
Ante la relación tóxica entre el McPRIAN, quienes primero se casaron por dinero, se separan, se reconciliaron y ahora, atraviesan por un tortuoso divorcio, el único que ha tenido altura de miras en todo este circo ha sido justamente a quien Canales Clariond crítica.
El presidente ha recalcado una y otra vez la importancia de la división de poderes, la protección a la democracia pero, sobre todo, la urgente necesidad de mantener el diálogo abierto por las y los neoloneses.
Nuestra clase política, la “vieja” y la “nueva” tiene mucho que aprenderle a nuestro presidente.
Por un lado, que la transformación de un estado no se hace con golpes en la mesa, sino con convicción pero también mucha estrategia, sí negociando, como todo arte de hacer política así lo requiere, pero nunca traicionando nuestros valores.
Que el ciudadano, sin importar quién esté en el Palacio de Cantera, debe estar al centro de toda discusión.
Y, por último, que Nuevo León, como así lo ha demostrado el Presidente, requiere ayuda basada en acciones y soluciones y no mera demagogia. La oposición ha fallado aquí y en México, utilizando al Presidente como su única agenda política.
Ojalá que el ex gobernador no caiga en lo mismo, pues esta no será la primera ni la última vez que el Gobierno Federal venga al rescate de Nuevo León. La pugna política apenas empieza y no se ve a nivel local, incluso con cartas publicadas en periódicos, a ningún actor que priorice a los ciudadanos, por sobre su propia agenda partidista.