Por Félix Cortés Camarillo
El asunto de la magistrada de la Suprema Corte Yazmín Esquivel va mucho más allá de las trapacerías escolares que inevitablemente muchos cometieron en sus años mozos, desde el copiado del vecino de banca, el acordeón con apuntes, el soborno en especie (¿se acuerdan muchachas? ahora tienen ataques de memoria súbita y denuncian acoso sexual, hasta el plagio vil, aunque parcial, de trabajos encargados.
Resulta que hace unos treinta años una joven pasante en una escuela de la UNAM presentó una tesis para obtener el titulo de licenciatura en leyes sobre algunas deficiencias de la esencia y aplicación del artículo 123 constitucional en lo concerniente al apartado A. Nada del otro mundo. documento de marras, que así escribían los reporteros de antes,
Como es usual, la jovenzuela escogió a una directora de tesis que se llama Martha rodríguez y que ha fungido como tal un titipuchal de veces. Dice el reportaje del diario español el país, que a veces tres tesis al mes. Resulta que ahora, treinta años después, se descubre que el documento de marras- así escribían los reporteros de mis tiempos- coincide en contenido, argumento, articulado y un 99 por ciento de su redacción con otra tesis presentada y publicada un año antes que la de Yazmín.
Hete aquí -redacción nostálgica- que la hoy doctora Esquivel es magistrada de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, órgano máximo para la impartición de justicia en todos los países, y aspirante favorita de su patrocinador, el presidente López para ocupar el cargo de Presidente de ese importante órgano en el lugar que deja vacante el magistrado Arturo Zaldívar. Eso sería el lunes que viene.
Destapado el escándalo, y ante la imposibilidad de descalificarlo en automático, Lopitos admitió el plagio que calificó como pecatta minuta de dimensión mucho menor al daño que han hecho a la Nación los intelectuales orgánicos Enrique Krauze y Guillermo Sheridan, éste último el descubridor del plagio.
Pero el presidente fue más allá: usó nuevamente su mecánica del retruécano invertido y sugirió de su ronco pecho la posibilidad de que el plagiado hubiera sido en realidad plagiario y que la tesis publicada antes hubiera copiado la publicada después, la de Yazmín. De la misma manera en que antes había dejado caer la idea de que el atentado contra Ciro Gómez Leyva había sido en realidad un montaje en contra suya y la cuarta simulación.
El asunto trasciende esta comedia. Está en medio el prestigio ético, profesional, esencial de la Universidad Nacional Autónoma de México. La UNAM es la más prestigiada y reconocida de todas las universidades públicas de América Latina. No puede, no debe, permitir que su prestigio se ande arrastrando por los lodos de la politiquería en la que el presidente López es experto.
PARA LA MAÑANERA (Porque no me dejan entrar sin tapabocas): Se supone que estos días, sobre todo las noches, son de paz y de amor. El mensaje navideño desde Palacio Nacional así lo afirmó el presidente López el otro día, desenterrando el concepto de la república amorosa. Sin embargo, el discurso cotidiano sigue siendo, como dice Rafael Cardona, de odio y pus.
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