Por José Jaime Ruiz
En su Enciclopedia del idioma Martín Alonso define la palabra “fortuito” como algo que “sucede inopinada y casualmente”; también como un “acontecimiento dañoso que acaece sin culpa”. La etimología del adjetivo de marras proviene del latín, del sustantivo “fortuna” que puede traducirse como “suerte”, y el sufijo “-ito”, que se usa como diminutivo. La noción “hace referencia a aquello que se produce de forma casual o accidental. Lo fortuito, por lo tanto, se vincula a la fortuna (en el sentido de tratarse de una serie de hechos o acontecimientos que se genera imprevistamente)”.
El gobernador de Nuevo León, el doctor Samuel Alejandro García Sepúlveda, al comentar sobre el asesinato del ganadero de 85 años Gustavo Levy Navarro en su rancho “La Rumorosa”, junto con su amigo y chofer Omar de la Garza, simplificó sobre la tragedia: “Hoy les puedo confirmar que el caso del rancho ‘La Rumorosa’ fue un caso fortuito. Muy lamentable, pero fortuito, extraordinario”.
No es una “casualidad” que la delincuencia organizada use los ranchos de Nuevo León y Tamaulipas para sus actividades ilícitas. No son acontecimientos “fortuitos” porque forman parte de la industria del crimen, de sus entrenamientos, del trasiego. El doctor Samuel minimiza la tragedia con su fortuito comentario, la rebaja porque estos eventos no se generan de improviso. ¿Acaso es “fortuita” la suma de 10 policías de Fuerza Civil y municipales asesinados en el corredor de la muerte del norte de Nuevo León, en los municipios de Salinas Victoria, Villaldama y Anáhuac?
¿Acaso “fortuito” el enfrentamiento en el rancho El Palmar en Salinas Victoria que duró tres horas y que dejó tres policías muertos y dos delincuentes abatidos? ¿Acaso “fortuito” el asesinato de seis elementos de Fuerza Civil sobre la Carretera a Colombia, en Anáhuac? ¿Acaso “fortuito” el plagio de dos maestros en Villaldama? ¿Y acaso “fortuito” el aumento de feminicidios, desapariciones de jóvenes y ejecuciones en Nuevo León?
Maurice Merleau-Ponty, en su Fenomenología de la percepción, apunta: “La existencia no posee atributos fortuitos, no tiene un contenido que no contribuya a darle su forma, no admite en sí ningún hecho puro, porque es el movimiento mediante el cual los hechos son asumidos”.
La violencia “fortuita” crece y crece en Nuevo León –esos acontecimientos sin culpa– o tal vez sea que en realidad solo tenemos, en todo caso, un gobernador “fortuito”, un gobernador “fortweets”.