Por Francisco Tijerina Elguezabal
“De todas las formas de engañar a los demás,
la pose de seriedad es la que hace más estragos”
Santiago Rusiñol i Prats
Cada vez que desde el gobierno le ponen nombres rimbombantes a las cosas, es para ponerse a pensar.
¿A qué viene el cobro de una “cuota operativa” a quienes rentan espacios en el Parque Fundidora si ya les están cobrando?
Y es que la dichosa “cuota” va de un 30 a un 50 por ciento adicional a las tarifas que ya tenían por arrendar los espacios, de manera que el nuevo cargo es un incremento directo al precio, pero disfrazado para buscar esquivar las críticas.
Y me pregunto, ¿qué en la renta normal no van cargados los costos operativos? ¡Entonces están mal! Porque por simple lógica si no tienes contemplado el pago de limpieza, agua, energía eléctrica, horas extras de personal y todo cuando se requiera cuando facilitas un espacio, estás haciendo las cosas mal y ya vamos entendiendo el motivo por el cual operan siempre con déficit.
Pero vamos, el reclamo no está en que actualicen sus tarifas de renta, sino en el hecho de que pretendan vernos la cara de tarugos con el invento de una “cuota operativa”. A las cosas hay que llamarles por su nombre y si esa “cuota” va en el precio, deberán reportarla en el recibo correspondiente y cobrar y reportar los impuestos a que haya lugar, porque si no es así y esos nuevos ingresos se van a otra cuenta oculta, estaríamos ante la posibilidad de un desvío de recursos.
Menos choro y más claridad, que el horno no está para bollos señores.
