Por Carlos Chavarría
Desde aquella ya lejana reunión en la antes llamada Pekín, [https://treaties.un.org/pages/ViewDetailsIV.aspx?src=TREATY&mtdsg_no=VI-2&chapter=6&Temp=mtdsg4&clang=_en] ocurrida en 1912, organizada por la ONU, Liga de las Naciones en aquel tiempo; y en la que por cierto México participo, ya se veía a las substancias psicotrópicas como un asunto de importancia global.
La convención se realizó para regular el comercio del opio que causaba estragos en Europa y los EEUU, ahí empezó la politización de la batalla de la humanidad contra las drogas, que Nixon vino a profundizar en 1971, extendiendo el prohibicionismo y la criminalización sobre el tráfico y consumo de substancias estupefacientes.
Antes de esos eventos y durante el lapso transcurrido entre esas dos fechas se aplicaba una especie de regulación para su comercio [https://www.google.com/search?q=tax+stamps+for+drugs+usa&client=safari&rls=en&source=lnms&tbm=isch&sa=X&ved=2ahUKEwjPnszT7p_9AhVWMEQIHehjA8wQ_AUoAXoECAEQAw&biw=1272&bih=608&dpr=2 ]
El aterrizaje en todos los países de la política persecutoria, fue una confusa estrategia de “control-acuerdo” con las bandas criminales, cuyo principal indicador era y es el precio en las calles de las drogas.
Si el precio bajaba demasiado, el acuerdo apretaba la distribución, pues se asumía que había exceso en la oferta, si por el contrario el precio subía demasiado, se aflojaba la presión sobre la distribución.
Mucho se ha escrito sobre el tema de la lucha contra las drogas desde todos los ángulos y ópticas imaginables, solo Google devuelve más de 55 millones de ligas sobre este argumento de búsqueda. A pesar de tanta dedicación por las mentes más brillantes y experimentadas, para 2022 el reporte de la ONU sobre el tema incluye a 284 millones de usuarios en el mundo entre 15 y 64 años de edad como usuarios consuetudinarios [https://reliefweb.int/report/world/unodc-world-drug-report-2022].
Nada parece funcionar para aminorar el desastre que para la civilización representan las drogas de todo tipo, legales e ilegales, pues se ha convertido en un problema sistémico, se auto regenera, acopla y sobrevive a cualquier política publica aplicable.
El tráfico de drogas y todos sus concomitantes negocios y efectos (lavado de dinero, criminalidad, inseguridad, etc.) ya se convirtieron en un fenómeno simbiótico con el poder público de casi todos los países.
Ahora le toca el turno al fentanilo de entrar en escena. Una droga 1000 veces más letal y adictiva que la heroína, y por supuesto los EEUU y Europa están padeciendo sus estragos. Se repite el mismo script de atacar la oferta sin importar las muy diversas ramificaciones de esta ahora nueva substancia.
El gobierno estadounidense se lanza contra nuestro país al mismo tiempo que se ejecuta el circo mediático del asunto “García Luna”, exsecretario de seguridad durante el gobierno de Calderón. Imposible no recordar el otro tema del General Cienfuegos.
Ahora hasta es un asunto que produce rendimientos políticos y económicos diversos y es usado como bandera para presionar en negociaciones de todo tipo. México no es la excepción. Baste recordar las presiones del expresidente Carter hacia nuestro país bajo la presidencia de José López Portillo.
Ahí están a la vista los mismos vectores que rigen al negocio de la drogas, como son la producción, la seguridad fronteriza, el lavado del dinero, la corrupción de los sistemas persecutorios de los delitos, la mala educación, la pobreza y ahora se suma la degradación de la política.
Las drogas y sus efectos, son una amenaza de una magnitud equivalente a las crisis energética, alimentaria, medioambiental, seguridad e hídrica, pero no se trata como tal, ni siquiera es considerada como un asunto pandémico de salud. Sin embargo, actuamos atarantados como si fuera otro lugar, otro mundo, donde está ocurriendo.
Aunque sea por aparentarlo, debemos intentar salirnos de la virtualidad a la que nos esta condenando la sociedad en la red, y advertir que el problema de las drogas si es real, los muertos son reales y las balas matan a cualquiera, las familias destruidas son reales también y las vidas hoy inutilizadas por causa de las drogas es una perdida comunitaria neta.
Los problemas sistémicos amenazan la viabilidad de la comunidad para persistir. Solucionarlos demanda cambios estructurales y de re-acoplamiento de funciones de la sociedad que ya no dan para más. Los problemas no se resuelven solos!.
La gran ironía es que aceptamos con docilidad que el crimen organizado nos quite los espacios y la paz, pero no estamos dispuestos a confrontarnos con el mal uso que hacemos de esa misma libertad que se acota sensiblemente.
En tanto no reconozcamos que la solución de todas esas amenazas críticas involucran perder algún grado de libertad, la civilización continuara expuesta a una degradación cada vez más profunda de consecuencias insospechadas.