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Por Francisco Tijerina Elguezabal

“Lo que más me inquieta es que en España todos se preguntan:
¿qué va a pasar? Casi nadie se pregunta: ¿qué vamos a hacer?”
Julián Marías

Ya he tocado el tema con anterioridad sin obtener respuestas o comentarios. Nuestros servidores públicos creen que con permanecer en silencio las cosas se olvidarán y los problemas se resolverán solos; ni una cosa, ni la otra.

Ante los recientes acontecimientos, pero sobre todo, ante el inusitado incremento de pleitos entre estudiantes de escuelas de todos los niveles, no dejo de cuestionarme cuándo, cómo y por qué la sociedad regiomontana ha “normalizado” el tema y no exige a las autoridades educativas dejarse de respuestas ambiguas, promesas vanas de programas inexistentes y de sacarle la vuelta al asunto para ponerse a trabajar en serio.

¿Qué están esperando? ¿Qué haya un muerto a golpes para hacer algo?

Por igual, tanto en la Secretaría de Educación en el Estado como en la Universidad Autónoma de Nuevo León, las formas son iguales.

El problema no son los pleitos que se han dado siempre en los planteles, sino el nivel de violencia del que hoy somos testigos pasivos. Una cosa son unos moquetes, un hocico reventado o un ojo morado, pero otra muy distinta es que le hagan trizas la nariz a un alumno cuya familia deberá desembolsar 22 mil pesos para arreglarla y que nadie, nadie, se haga responsable.

Aventar la pelota y culpar a los padres es muy sencillo. Decir que las cosas ocurren afuera del plantel es lo más fácil, pero asumirse como formadores y aceptar el grado de responsabilidad que realmente tienen maestros y directivos requiere de un poco, y que conste que digo un poco, de dignidad, amor por la profesión, ética profesional y realmente sentirse maestros.

Va siendo hora de imponer sanciones ejemplares para los culpables de estas situaciones; volver al tiempo de una expulsión y boletinar a esos alumnos para que pierdan el año escolar, a ver si sus padres los aguantan en casa y entienden que tienen un muchachito o muchachita problema.

Hagan algo, por piedad, antes de que sea muy tarde.

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Vía / Autor:

// Francisco Tijerina Elguezabal

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Autor: lostubos
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