Por Francisco Tijerina Elguezabal
Más que una “limpia” en las áreas de Alcoholes y Comercio del Municipio de Monterrey, diese la impresión de que los movimientos ordenados por el flamante secretario del Ayuntamiento, Agustín Basave, son una “sucia”.
Porque, ¿de qué otra forma explicar una “limpia” removiendo a funcionarios que de verdad no alcanzaron ni a sentarse, mucho menos a ensuciar nada?
Según algunas versiones periodísticas la idea de Basave es colocar a alguien de su confianza, y bueno, es comprensible, pero no es de ninguna forma correcto el relevar de sus cargos a quienes apenas tenían cuatro y dos meses y mucho menos de la forma en que lo hicieron.
¿O a qué tipo de “confianza” se refieren?
La inexperiencia y falta de oficio del secretario son evidentes y lo más grave es que por el perfil del puesto que ocupa debería tener entre sus habilidades una corrección política impecable.
En política forma y fondo son igual de importantes y el maltrato dado a los ahora ex funcionarios era totalmente innecesario.
Dicen que la juventud es una enfermedad que se quita con el tiempo, pero en este caso la máxima no aplica porque no es un asunto de juventud, es un tema de educación y respeto, de tratar a los demás como se debe y de no andar contando historias a medias que dejan muchas dudas que lastiman y ofenden.
Esperemos que Basave corrija sus yerros y se comporte a la altura del cargo que le obsequió su compadre, por el bien de él y del alcalde Colosio a quienes hoy vale la pena recordarles la famosa frase de: “las reses de hoy, serán los matarifes del mañana”.
No es una “limpia”, más bien es una “sucia”.