Por José Jaime Ruiz
Alejandro Junco de la Vega, usando el seudónimo de “Manuel J. Jáuregui”, publicó un artículo editorial el 8 de junio de 2022 defendiendo a la compañía española Iberdrola del “acoso” del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador.
La postura del dueño de Reforma fue clara:
1.- “¿O ustedes creen que una expropiación SIN compensación es algo que atrae mucho a la inversión?”
2.- “¿Será motivador para las compañías extranjeras venir a México, crear empleos y valor agregado para recibir el trato del Gobierno que le ha dado a la española ‘Iberdrola’? A la que multan con 9 mil millones de pesos, prohíben operar sus plantas y además tildan de ‘ratera’.”
3.- “¿Y cuál es su pecado? Vender electricidad más barata y limpia que la que vende la CFE. NINGUNA prueba hay de que se haya conducido impropiamente, no obstante, se le SATANIZA.”
Como nos tiene acostumbrados, Alejandro Junco se equivocó, no expropiación, compra. Por lo demás, obviando contratos leoninos, subsidios y otras linduras, para Reforma Iberdrola vendía electricidad barata y limpia desde sus plantas chatarra, esas plantas compradas por el gobierno de la 4T.
Resulta extraño que la otrora pulcra compañía vendiera electricidad “limpia” desde sus, ahora, plantas viejas, obsoletas, a empresas como Oxxo, Cemex, Apasco, Kimberly Clark, Cuauhtémoc-Moctezuma, Grupo Modelo, Axtel, Bayer, Bacardí, Gamesa, Banco Afirme, Scribe, Continental, Bepensa y cientos más. Reforma, como dice una cosa, dice la otra, pero no destaca la complicidad de Felipe Calderón en el robo eléctrico a la nación y su recompensa posterior como empleado de alto nivel de la compañía.
Claudio X. González (nuevo cliente de la CFE) coincide con Alejandro Junco: “Iberdrola se va de México porque el país no es seguro para las inversiones. Y peor aun: porque el gobierno de Andrés Manuel López Obrador se empeñó en ponerle obstáculos políticos, trabas legales y amenazas económicas. En ese contexto, ¿de verdad alguien cree que el nearshoring atraerá grandes inversiones a un país que no ofrece certezas?”.
Esa pregunta de Claudio y Alejandro se las podría contestar Elon Musk.
Carlos Fernández-Vega sintetizó en La Jornada: “Uno de los empresarios españoles más cínicos e hipócritas, amén de ladrones, Ignacio Sánchez Galán, presidente de la trasnacional Iberdrola y uno de los consentidos del prianismo, estuvo ayer en Palacio Nacional donde, con la cara más dura, aseguró que él y su consorcio tienen ‘siempre un espíritu de respeto a las políticas de cada uno de los países donde operamos’ y ‘estaríamos encantados de poder colaborar con el gobierno de México’. Lo dijo el principal beneficiario de contratos leoninos durante el régimen neoliberal, que vendió ilegalmente electricidad, promovió un mercado negro en el sector mediante ‘permisos de autoabasto’ y se amparó, con jueces nombrados a su medida, en contra de la reforma eléctrica del presidente López Obrador”.
Iberdrola no pudo imponer en México su política voraz de aumento eléctrico que sufre el pueblo español. En efecto, la energía eléctrica no es mercancía, es un derecho y de eso se habla cuando se habla de soberanía. En su página oficial en Twitter, Iberdrola destaca: “Somos líderes mundiales en renovables…”.
Eso también pensaba Alejandro Junco hace un año, pero ya cambió de opinión porque las plantas de la compañía española ahora son chatarra y la obsolescencia las recorre. Cosas de la propaganda anti4T en triple salto mortal al cambiar de opinión: como se publica una cosa, se publica la otra… Todo cabe en ese jarrito llamado Reforma, sabiéndolo “chimoltrufiar”.
