El chefato (Zeferino Salgado como jefe máximo del “PAN” en Nuevo León) impuso una estrategia para su grupúsculo cupular: ganar perdiendo. La última vez que quisieron hacerse del Ejecutivo estatal fue en las elecciones pasadas. Chefo comprendió que cambiar de estrategia sería perder lo avanzado: las funciones públicas como negocio particular. No el bien común, el enriquecimiento de su grupo por encima de los intereses ciudadanos y de los de su partido. Zeferino no representa los intereses del pueblo de Nuevo León, tampoco los del PAN…