Por José Jaime Ruiz
La derecha no tiene narrativa, la derecha tiene fábula. Mantiene fábulas porque lo suyo es inventar, es decir, construir mentiras. No es casual que, desde lo simbólico, al menos en México, su lenguaje arquitectónico sea monolítico, así la Estela de Luz, así la barda de la Refinería de Tula, ambas obras concebidas durante el sexenio de Felipe Calderón. Como en la película 2001, una odisea del espacio de Stanley Kubrick, ante el monolito los homínidos se exaltan bestialmente y alguno se arma con un hueso… cualquier parecido con el padre de Mauricio Tabe con su amenazante cuchillo, es mera coincidencia.
Exaltados, desesperados, los conservadores encuentran su sitio en tergiversar sistemáticamente la realidad. Carlos Loret de Mola, representante mayor del montaje, la falsificación, intenta imponer agenda contra la 4T y termina cuarteado, resquebrajado. Como perdió toda credibilidad, lo suyo son fake news, posverdades.
De él puede decirse lo que Denise Dresser escribió sobre las mañaneras cuando, desde su fascismo intelectual, propuso cancelarlas: “En Latinus no se informa, se adoctrina. En Latinus no se ofrecen datos verificables, se promueven ‘otros datos’ inverificables. En Latinus se promueve la polarización, disfrazada de ‘libertad de expresión’. Ahí no hay diálogos circulares, sino difamaciones contra el presidente y su familia. Ahí no se desmiente el ‘fake news’, se crea ‘fake news’.”
No es casual que coincidan –sincronizados– el lloriqueo de Loret de Mola a través de su artículo en El Universal y la bravuconería impostada del diputado Santiago Creel contra Andrés Manuel López Obrador. Se lamenta Loret que no tomen en serio su montaje: “Que salgan los bots y los aplaudidores a minimizar la investigación, a criticar al medio, al periodista, a desviar la atención, a llenar de ruido las redes sin un solo argumento. Sin poder desmentir una sola palabra ni un solo documento”.
Desde su frágil valentía, Creel y secuaces aplauden el latrocinio del Cártel Inmobiliario. Y para “equiparar” los documentados delitos inmobiliarios (denunciados inclusive por Margarita Zavala y Calderón), inventan un insostenible Cártel de Andy (López Beltrán): “Que porque el primo del amigo de la hermana, que es amiga de Andrés. ¿Y?”, expresó AMLO.
Casi “18 Brumario” de la hegeliana frase de Marx: “La consigna ocurre dos veces: la primera vez como una gran tragedia y la segunda como una miserable farsa”. Cuando la derecha se apropia del tono de las trágicas consignas de la izquierda o de los movimientos de izquierda (“Todos somos zapatistas”; “Todas somos Debanhi”; “Todos somos 43”), la farsa miserable los desnuda, en este caso, desde el PRIAN y la oligarquía: “Todos somos corruptos”; “Todos somos ladrones”. Traduzco: “Todos somos Loret”; “Si tocan a uno, tocan a todos”.
El periodismo de especulación pretende camuflarse en periodismo de investigación, pero no lo logra. Ante las noticias falsas y la tergiversación de la verdad, el periodismo de datos es la solución. No otra cosa se hace comunicativamente en las mañaneras que han significado un fenómeno, inclusive en su rating como streamer hispano. Ante la especulación, datos, hechos. Frente a la fábula del conservadurismo, la narrativa de la realidad.
Raymundo Riva Palacio, Enrique Krauze, Héctor Aguilar Camín, Ciro Gómez Leyva, Alejandro Junco, Denise Dresser, Loret de Mola… quien quiera (con) fabular con el conservadurismo, pues al fondo, a la Derecha, al lugar de los baños, es decir, del excusado o, lo que es lo mismo, al drenaje de la historia.