Por Jorge Narváez.
Con la contingencia ambiental quedó expuesto que la Liga MX no tiene (o no tenía) dentro de su reglamento alguna previsión para aplicar una medida oportuna para una situación “natural”, porque la contaminación es ya una situación cotidiana en las principales ciudades de México y, sobre todo, en las plazas económicamente más productivas para el espectáculo deportivo.
Un día antes del juego del América contra el León en la Ciudad de México, se cambió la sede por los altos índices de contaminación. Algo extraño para el fútbol mexicano, porque en días de lluvia fuerte la sede no se cambia, y sólo el árbitro y los comisionados deciden si el partido se suspende.
Ahora las autoridades de la “megalópolis” obligaron a los directivos, clubes y televisoras, a modificar sus preparativos para el juego de la Semifinal. Claro que generó un gasto extra para los involucrados, pero los más afectados fueron los aficionados.
La distancia entre el Estadio Azteca y el Corregidora, de Querétaro, son 226 kilómetros, con una duración de 3 horas en automóvil; gasto de gasolina y de tiempo fue lo que tuvieron que invertir los aficionados de América. Los de León tuvieron que invertirle más.
Era más fácil cambiar el día y dejar la misma sede. Pero, bueno, en este negocio el dinero y los intereses están primero, la afición protesta a veces pero siempre aguanta.
En este tema de la contaminación se repite el desinterés y la fata de previsión. Pasa como en el caso del grito homofóbico, otro de los temas en los que la Liga MX se ha involucrado en una situación complicada, y donde se hizo evidente la falta de capacidad para aplicar una buena medida. Aunque, en este caso, ir contracorriente de la afición es casi imposible remediar.
En este mundo nadie es perfecto y es válido que se improvisen soluciones ante una situación imprevista (concedamos que la contaminación lo es). Pero eso sí, lo menos que que deberían considerar es ser coherentes. Porque ante la contingencia ambiental en la Ciudad de México, la Liga mandó el juego a otra ciudad no sólo distante, además que también suele tener altos niveles de contaminación y que está en un estado, Querétaro, donde también estaba activada la contingencia ambiental. La afición, con tal de estar ahí es capaz usar tapabocas o hasta cargar su tanque de oxígeno. Pero, ¿y los jugadores?
Fotografía propiedad de: archivo/ Cuartoscuro
@soyjorgenarvaez