Por José Jaime Ruiz
Las alianzas de coyuntura electoral existen y están tipificadas; hay otras coyunturales, por oportunidad, que sirven para desplazar a otras fuerzas políticas sin que exista un fenómeno de simbiosis. El PRIAN en Nuevo León construyó una alianza estructural y puso como líder al priista Francisco Cienfuegos Martínez, con dos panistas subalternos, Zeferino Salgado Almaguer y Raúl Gracia Guzmán y, como vocero deslustrado, al diputado Carlos de la Fuente.
Hay muchas batallas en el 2024, pero la madre de todas las batallas para el gobernador del estado de Nuevo León, Samuel Alejandro García Sepúlveda, es el Congreso local, lo que equivale a desplazar al PRIAN de la siguiente legislatura porque “con el PRI y el PAN ni a la esquina”. Los acuerdos coyunturales pasan por Morena, por los priistas despreciados o desplazados por Paco Cienfuegos, por los panistas también despreciados (como Alfonso Robledo y los que se sumen) pero, sobre todo, por una alianza de facto con el presidente Andrés Manuel López Obrador y Claudia Sheinbaum.
La inflada candidatura del PRIAN y la oligarquía de Xóchitl Gálvez no tiene como objetivo la Presidencia de la República sino descarrilar el Plan C de AMLO, es decir, no ceder ni la Cámara Baja ni el Senado, ergo, tampoco ceder la Suprema Corte de Justicia para intentar el próximo sexenio el lawfare, como ha sucedido en Latinoamérica, desde Dilma Rousseff y Lula da Silva en Brasil hasta Pedro Castillo en el Perú.
Para López Obrador se trata de mantener la Cuarta Transformación. Para García Sepúlveda, ganar el Congreso local y quitarse de encima a Chefo y Paco y sus tentáculos en la Fiscalía General, el Tribunal Superior de Justicia, la Auditoría Superior del Estado y otros organismos. Si no hay coincidencia ideológica ni política con la 4T, al menos existe coincidencia electoral. Ahí es donde entra la negociación entre el gobernador y Andrés Manuel y Sheinbaum –sólo hay que recordar la entrevista de Claudia cuando salió de la casa de Samuel Alejandro y Mariana Rodríguez Cantú: “los puntos”, “los temas”. ¿Otra corcholata asistió a un desayuno con Mariana y Samuel Alejandro en su hogar?
Hay puntos entre Morena y el gobernador que no se negocian, el principal, el escaño en el Senado para Mariana, lo demás se podría revisar, es decir, para los morenistas las curules federales y, para el Ejecutivo de Nuevo León, los distritos locales repartidos para que el próximo Congreso no sólo tenga mayoría simple sino calificada entre Morena y Movimiento Ciudadano para las reformas o adiciones constitucionales que busca García Sepúlveda.
Las negociaciones locales pasarían por conservar la alcaldía de Monterrey para Luis Donaldo Colosio Riojas, Apodaca para la gente de César Garza Villarreal, Escobedo para Andrés Mijes, San Pedro para Lorenia Canavati, Santa Catarina para Jesús Nava y Santiago para David de la Peña, amén de otras negociaciones en candidaturas conurbadas y rurales.
El equipo destacado de Samuel Alejandro podría sacrificarse para la próxima legislatura local poniendo en distritos que puedan ganar a Marco González, Martha Herrera, Javier Navarro, Ximena Peredo y otros personajes estratégicos. Ganar el Congreso es la prioridad, si después regresan del Legislativo al Ejecutivo, ya se evaluará, sobre todo si los suplentes son leales al proyecto del gobernador.
El Plan C del presidente y Claudia Sheinbaum está en marcha. Hay alianzas coyunturales que arrojan beneficios mutuos. La prioridad para Samuel Alejandro y la 4T son las urnas, sí, las urnas.
