Por Carlos Chavarría
Vivimos en un país trastornado por insuficiencias sistémicas y nuestra corta visión del modelo de futuro que perseguimos. Insertados en un mundo con una dinámica arrolladora, que no acabamos de entender, y ante la cual siempre reaccionamos tarde y mal, porque la educación es la clave todo.
La reciente controversia sobre los nuevos libros de texto gratuitos que hizo el gobierno federal, sin consultar sus contenidos con los únicos actores importantes, como son los padres de familia y los maestros frente al aula, es una muestra mas de la promoción del enanismo que siempre ha caracterizado a políticos de circunstancia, que se manejan con el espejo retrovisor.
Pertenezco a la generación que recibió el beneficio de la gratuidad de los libros que implanto López Mateos, y desde su primera edición siempre estaban atrás del mundo que ya imperaba y sin consideración de lo que vendría en el futuro, todo ello para mostrar congruencia con la ideología del régimen del momento.
En 1964 cuando los recibí por primera vez en la Escuela Calles, mi paquete para 5to año de primaria, se continuaba viviendo en el México de la postguerra y el romanticismo revolucionario, a pesar de que el mundo ya estaba en plena guerra fría armamentista y se acercaba la Primavera de Praga que lo cambiaría todo.
En 1973 Luis Echeverría implantó la primera gran reforma educativa orientada a la que él califico como “educación de masas”, para terminar de una vez por todas con el analfabetismo. Claro que sin terminar con las condiciones de pobreza que lo provocaban resultaba menos que imposible.
Era otro mundo, pero no se registraba en los textos y persistía el nacionalismo revolucionario, así como la promoción del presidencialismo y la solidaridad con el “tercermundismo” , mundo al que soñaba LEA liderear. De nuevo, un mundo que ya no existía.
Después vinieron nuevas ediciones adaptadas para la exculpación del fracaso de cada régimen y los énfasis fueron la renovación moral, después la solidaridad de Salinas, y así hasta Fox que se atrevió a llevar un crucifijo a su evento de toma de protesta en un país laico, ¡al cabo ya Salinas se había acercado de nuevo al estado Vaticano!
Ahora, otra vez, ante un mundo totalmente nuevo, se crean ejes insistentes en “ …comunidad y siendo solidarios”, “…de manera individual pero siendo solidarios..”, “…no olvidar que todxs..”, y los continuos ataques al gran enemigo y culpable de los conflictos que es “…la iniciativa privada”.
Las cualidades rescatables de estos nuevos libros de texto -como la edición con muy buen diseño visual- ,están opacadas por su asincronía con el mundo actual en que vivimos, los problemas que nos aquejan y lo que ocurrirá, que ya está a la vista en los próximos 15 años que es el horizonte de lo niños y jóvenes que se educarán con estos materiales.
Olvidemos al entorno mundial por un momento y veamos nuestros problemas. Las ciudades en que vivimos que perdieron su escala humana y atentan contra la calidad de vida, los pésimos servicios públicos, el consumo de drogas, la perniciosa manera de gobernarnos, el enorme desperdicio de recursos para mantener a flote los aparatos estatales anacrónicos, etc.
Cada chamaco ya trae con él en su celular una conexión con un mundo que no existe en los libros de texto y que tendrá mas influencia formativa que los dulces y vernáculos énfasis ideológico-colectivistas que trataron de incorporar los diseñadores de los textos infantiles. Ante la revolución de las tecnociencias que impulsa al mundo de estos tiempos, la respuesta pasa por enfatizar los “saberes” científicos, pero están diluidos por el recurrente asambleísmo para todo fin.
Son incomprensibles los ataques del presidente hacia la clase media y de todo esfuerzo de superación individual, así como la intención de anular las preferencias individuales por medio del asambleísmo, como única vía para ser considerado un buen ciudadano.
Por lo visto y hasta que no vengan otros iluminados, con nuevos programas educativos, estaremos manteniendo el estado de insuficiencia de nuestro país y de nuevo la brecha para el desarrollo se ensanchará ahora en la terquedad de colectivizarlo todo.
