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Arturo Salinas, Pedro Arce…es con Melón o con Sandía

La herencia disruptiva de Samuel no proviene de ningún testamento, pero sí de la legalidad de las urnas. Ahí reside la tensión dramática entre el PRIAN y el Ejecutivo

Por José Jaime Ruiz

@ruizjosejaime

La política como religión: quien no está conmigo, está contra mí. Desde el buen Jesús hasta el inteligente nazi que fue el jurista Carl Schmitt. No es polarización, es política entendida como nos educó la Escuela de Turín con Michelangelo Bovero: a la política de conflicto le sucede la política de composición. En nuestro estado prevalece la política de conflicto, pero llegará la política de composición.

No hay que confundir al adversario con enemigo. La fragilidad de las relaciones políticas no hacen guerra. Si la guerra es la prolongación de la política por otros medios (Clausewitz), la política es la continuación de la guerra por otros medios (Foucault). La política en Nuevo León deberá de entenderse no con negociaciones en lo oscurito, como es la tradición del PRIAN, sino en el diálogo entre poderes.

Francisco Cienfuegos Martínez y Zeferino Salgado Almaguer representan poderes fácticos, políticos, pero no tienen representatividad ciudadana. Lo suyo es la corrupción, el enriquecimiento ilícito, las canonjías, los privilegios, las prebendas… son tóxicos para los ciudadanos de Nuevo León. Sus extensiones políticas, legislativas y municipales, no trabajan para los ciudadanos, laboran para su desmedido enriquecimiento.

El poder legítimo del Ejecutivo, representado por el gobernador constitucional Samuel Alejandro García Sepúlveda, no tiene que soportar la lacra que son Paco y Chefo. En su elogiable libro (Entre el pasado y el futuro), Hannah Arendt recuerda un aforismo de René Char, cuando la Resistencia se levantó contra el nazismo: “Notre héritage n’ést précédé d’aucun testament — nuestra herencia no proviene de ningún testamento— es, quizá, el más extraño de los aforismos extrañamente abruptos…”.

La herencia disruptiva de Samuel Alejandro no proviene de ningún testamento, pero sí de la legalidad de las urnas. Ahí reside la diferencia, la tensión dramática entre el PRIAN y el Ejecutivo. Secuestrar la vida pública de Nuevo León, la res pública, no es válido, ni recomendable, ni legal, ni legítimo. Chefo y Paco tienen que irse por su propio pie. No lo harán.

Basta recordar a Maquiavelo: “Nada es más difícil de administrar, ninguna empresa es más arriesgada y de éxito más dudoso, que la de procurar introducir un nuevo orden. Quien lo intente, tendrá como enemigos a todas las personas que se beneficiaban del antiguo orden, y en aquellos que se piensan beneficiar del nuevo cambio solo encontrará defensores tibios”.

En la renovación de su cargo, Arturo Salinas declaró: “El principal reto que tenemos como Poder Judicial es seguir siendo un contrapeso”. Se equivoca, no se trata de poder, se trata de sociedad, de administrar la justicia. Una duda recorre el teclado, ¿Arturo sigue siendo panista?, ¿renunció al partido?, ¿sigue siendo PRIANista? Los legisladores y el Ejecutivo vienen, lógicamente, de los partidos políticos, son puestos de elección popular… el Judicial, no.

A estas alturas, poco le debe Salinas a Gustavo La Terca Valdés Madero, a Raúl Gracia. Arturo tiene un camino de corrupción hecho a su medida, desde el despacho de su padre hasta sus puestos públicos. Seguir bajo la sombra del PRIAN, ¿es conveniente o inconveniente en el 2024? La decadencia del PRIAN es obvia, ¿tiene Arturo en sus manos los expedientes que le han armado la Unidad de Inteligencia Financiera y la Fiscalía General de la República?, ¿con Melón o con Sandía?

El amigo putativo de Paco Cienfuegos, el fiscal de Nuevo León, Pedro Arce, tiene la misma disyuntiva. Sobre todo ahora que tiene que resolver el asesinato de quien fue director jurídico del Congreso. Su tardanza o sus encubrimientos darán oportunidad a la Fiscalía General de la República de atraer el caso. Similar pregunta, ¿es Melón o es Sandía?

En El libro de las estratagemas Alī al-Harawī recomienda que el adversario tenga el Sol de frente y el Viento en contra. No es difícil entenderlo.

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// José Jaime Ruiz

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Autor: lostubos
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