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Llevan a cabo el XXX Bienal Nacional de Artes Visuales; realizan homenaje a Jorge Pineda

La semana pasada realicé un viaje especial a República Dominicana junto a Enrique Norten, quien estaba dando una conferencia en la Escuela de Arquitectura de la Universidad Central del Este. Además de tener el gusto de conocer a jóvenes estudiantes prometedores y profesores, uno de los puntos culminantes de nuestro viaje fue visitar el Museo de Arte Moderno de Santo Domingo (MAM). En este recinto se está llevando a cabo la XXX Bienal Nacional de Artes Visuales 2023, además de una muestra titulada Nuevas anatomías, dedicada al artista Jorge Pineda, quien lamentablemente falleció en febrero. La exposición incluye pinturas, dibujos e instalaciones realizadas por el artista entre 1990 y 2015. Una de las obras presentadas en la galería es especialmente llamativa: muestra a un joven con los antebrazos mutilados frente a una pared cubierta de garabatos circulares negros. Pineda ganó la Bienal en 2005 con esta obra de la serie “Me voy al sur»; publica MILENIO.

Jorge Pineda nació en 1961, cuando su país se liberó de la brutal dictadura de Trujillo. Lamentablemente, su generación tuvo que enfrentar otras dos décadas de inestabilidad social y política. Pineda centró su obra en las vidas de los oprimidos, los hambrientos, los niños y las mujeres, así como en cuestiones de sexualidad y género, y a la conmoción de la vida cotidiana; pretendía contar la realidad de su país. Comenzó a dibujar desde temprana edad, en casa junto a su madre en un pizarrón, y luego exploró la pintura y la escultura, encontrando en las instalaciones un medio para expresar sus profundas preocupaciones sociales.

“La fragilidad de los más pequeños me preocupa. Yo tuve una niñez muy feliz, fui muy cuidado y amado por mis padres, pero las condiciones económicas y sociales de Santo Domingo hacen que haya un número importante de niños viviendo en la calle. Por eso procuro reflejar en mi trabajo la falta de humanidad del planeta”, comentó en una ocasión.

Como artista, utilizó objetos como cajas de lustrar zapatos, uniformes de niños y muñecas, símbolos familiares en América Latina, estableciendo una conexión única con su público. Lo que parecía ser una pieza nostálgica cotidiana en realidad era un símbolo de desesperación, creando un diálogo entre el artista y el espectador.

La Bienal fue una celebración de la floreciente escena artística de República Dominicana, y las provocadoras y divertidas instalaciones, desde los ganadores anteriores hasta los actuales, hicieron que esta fuera una experiencia especial para mí. La XXX Bienal exhibe 148 obras seleccionadas por un jurado; 58 pinturas, seis cerámicas, tres acciones plásticas, 25 instalaciones, una obra de medios mixtos, tres videos, una obra gráfica, 11 esculturas, 17 fotografías y 23 dibujos. Diez de los participantes son ganadores, y nueve de ellos recibirán premios de 300 mil pesos dominicanos (equivalentes a 94 mil pesos mexicanos), mientras que el ganador del gran premio recibirá 1 millón de pesos dominicanos (equivalentes a 300 mil pesos mexicanos) el próximo 15 de diciembre. Cabe destacar que los artistas que se presentan deben ser dominicanos o haber vivido al menos cinco años en el país.

Mis piezas favoritas entre las nuevas obras fueron La bolita, de Lorraine Franco, y Ascensión 2023, de Elvin Díaz. Además, tuvimos la oportunidad de conocer a los artistas en el evento y nos ofrecieron un recorrido personal. Entre los ganadores de ediciones anteriores, es imprescindible mencionar la obra Purito, de Onorio Montás (1979), y Fuga de talentos, de Marcos Lora Read (1989).

​A medida que explorábamos las obras de artistas dominicanos, pudimos apreciar cómo el arte puede ser un catalizador para el cambio y un medio para expresar las realidades y aspiraciones de una comunidad. Esta experiencia nos inspira a continuar buscando la belleza y el significado en el arte, a mantener conversaciones significativas sobre los problemas actuales y a trabajar juntos para construir un mundo más comprensivo y solidario.

Estas exposiciones nos brindaron la oportunidad de apreciar el poder del arte en todas sus formas, de trascender fronteras y de debatir sobre lo que está ocurriendo en el panorama global. En este momento en el que el mundo se enfrenta a complejas cuestiones sociales, el arte se erige como un faro de luz y entendimiento para recordarnos no sólo la importancia de la empatía y la conciencia social a través de la creatividad, sino también para incitarnos a cuestionar y debatir sobre los temas que están dando forma a nuestra sociedad.

Imagen portada: Sarah Gore Reeves | MILENIO

Fuente:

// Con información de Milenio

Vía / Autor:

// Staff

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Autor: lostubos
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