Por José Jaime Ruiz
Bien dicen que la política hace extraños compañeros de cama: los que exiliaron a Marcelo Ebrard Casaubón son los mismos que ahora lo patrocinan, sí, sus padrinos priistas. Marcelo traicionó, traiciona y traicionará a la Cuarta Transformación y, trapero, al presidente Andrés Manuel López Obrador. Ebrard, “progre” y “buenaondita”, nunca será de izquierda.
Marcelo es químicamente impuro. Lo suyo no es el proyecto de nación de la 4T, lo suyo es estar en la boleta presidencial. No pudo hacerlo con Morena, ahora le ruega a Dante Delgado que prescinda del gobernador de Nuevo León, Samuel García Sepúlveda, y lo ponga como candidato de Movimiento Ciudadano. Dante tendrá que revisar ventajas y desventajas porque, ya viendo fríamente las encuestas recientes a favor de Sheinbaum, Marcelo tendrá más negativos que positivos.
Marcelo es un traidor e igual traicionará a Dante porque ya que no se apropió de la candidatura de Morena, quiere apropiarse ahora de MC. No acepta el resultado de las casas encuestadoras que él mismo avaló, chantajea con las curules de sus diputados afines, calumnia a Morena; su aritmética se reduce a restar, no a sumar, menos a multiplicar. Andrés Manuel no le debe nada a Ebrard, tampoco Claudia Sheinbaum a quien Marcelo, desde el desprecio de su misoginia, le llama “la señora”.
La excusa de su exilio en Francia fue la Línea 12 del Metro capitalino. Sin embargo, su círculo íntimo difundió que a Marcelo lo persiguieron políticamente en el sexenio de Enrique Peña Nieto, al considerarlo el autor de la filtración al equipo de Carmen Aristegui sobre la Casa Blanca. Ebrard siempre ha negado esa filtración. López Obrador lo rescató políticamente al incorporarlo a su campaña.
Los ex gobernadores de esa pifia llamada Nuevo PRI de Peña Nieto, son hoy los que arropan y financian a Marcelo Ebrard Casaubón, entre ellos destaca significativa y económicamente Rodrigo Medina de la Cruz, pero también hay otros priistas, como Roberto Madrazo. Además del financiamiento, existe la oferta política de este PRI que, para seducir, asegura que todavía tiene estructura en todos y cada uno de los estados del país.
Los priistas que promovió Peña Nieto quisieron tomar el cielo de Morena por asalto, no pudieron, ahora lo intentan con MC a través de Ebrard. Por una u otra vía, Marcelo ya traicionó a la 4T. Repito, bien dicen que la política hace extraños compañeros de cama: los que exiliaron a Marcelo Ebrard son los mismos que ahora lo patrocinan, sí, sus padrinos priistas.