Por Félix Cortés Camarillo
Y el caramelo que la infancia chupe
Será siempre tu nombre, Guadalupe…
Renato Leduc, El Corsario Beige, 1940
Durante muchos años, mi admirado Renato Leduc firmó su columna en la revista Siempre! en la que fuimos vecinos, con ese nombre, Semana Inglesa. La idea de reducir la jornada laboral a cinco días por ocho horas había surgido con ese nombre en el siglo anterior (Renato y yo somos del veinte) en Inglaterra, pese a la resistencia de muchos. En realidad, lo que están ahora aprobando los legisladores mexicanos es una estupidez que no cuadra con la economía: dice la religión nueva que es la estadística, que los mexicanos trabajan más que muchos otros en el mundo, pero su trabajo rinde menos; eso que llaman productividad.
Me dicen que en Japón hay muchas empresas que prefieren la semana laboral de cuatro días para permitir que los trabajadores pasen más tiempo con sus familias y en el descanso, porque al regresar a su chamba rinden más. Bueno, también he oído fábulas de que en Japón y otros asiáticos países trabajan ocho días a la semana y duermen en camas entubadas.
Yo qué sé.
Lo cierto es que estaba yo hablando de mi querido Leduc (“sabia virtud de conocer el tiempo”) quien me dijo que si tuviera tarjetas de presentación, debajo de su nombre aparecería la leyenda “peatón”. El mismo que había sido en Paris comensal de Breton, Artaud, Buñuel y la mismísima pintora genial Leonora Carrington. Renato se casó con ella, o al menos eso dijo, solamente para facilitarle su escape de los nazis hacia América con el escudo del águila y el nopal. Ella cargaba el sayo de haber sido amante del poeta judío alemán Max Ernst. Renato y Leonora hicieron juntos las fabulillas de animales, niños y espantos “XV fabiaux d´animaux, d´énfants et d´epouvre”, que por unos trecientos euros hoy se puede comprar en internet.
Ya Renato solo –no creo que lo haya estado nunca- hablé con él en su casa, un cuarto modesto en la planta baja de un portentoso edifico porfiriano abandonado en la esquina de Alfonso Caso y Serapio Rendón recuerdo. Creo que por ahí aprendí la palabra mucilanogenoso para el peinado de algunos compatriotas. O tal vez en alguna de sus narraciones. Se aprende tanto leyendo a Leduc….
Pero el tema, me dije, era la semana inglesa. Hay algo que los políticos no parecen entender y que es el avance de la tecnología. En mi norte querido están de plácemes porque va a llegar una tonelada de empresas asiáticas a producir para los gringos, a bajo costo. Lo que celebran ahora es que se va generar miles de empleos calificados en las nuevas tecnologías. Lo carros eléctricos se producen en líneas automatizadas –robotizadas, me quedé corto- que requieren pocas manos. De esta manera, diría Chaplin en Tiempos Modernos, ¿para qué quiero tanto chango seis días a la semana? El tema es otro, señores legisladores: se llama productividad.
Como no le van a entender, les sugiero para su diversión otra obra (1963) de Leduc: Catorce Poemas Burocráticos, y un corrido reaccionario para solaz y esparcimiento de las clases económicamente débiles.
PARA LA MAÑANERA (porque no me dejan entrar sin tapabocas): ¿Águila o Sol? Ese es el volado que ya tiene tapado Dante Delgado Ranauro. De repente él se erigió en el Gran Elector II. ¿Samuel García o Marcelo Ebrard para competir la presidencia de la república a la heredera? Yo apuesto por el carnal. Hagan su juego, señores.