Por Francisco Tijerina Elguezabal
“Hay personas que no saben perder su tiempo completamente
solas. Son el azote de las personas ocupadas”
Louis de Bonald
Bien harían las autoridades del Poder Judicial de la Federación en ir valorando la idea de crear una sala especializada para atender los asuntos generados en Nuevo León.
Es que aquí todo se judicializa, todo se discute, todo se dirime en los tribunales federales y está bueno que sí, pero no tanto, porque no sólo es el hecho de aventar la pelota para ver quién tiene la razón, sino el montón de recursos, de gasto en personal y equipo que se tiene que dedicar para arbitrar cualquier cosa.
Porque aquí se interpone un recurso por cualquier tontería, hasta para resolver el color de la salsa que le pondrán a sus “Conchitas” con crema, porque si dicen verde no faltaría quién se oponga y quiera roja y no entremos en profundidades como el nivel de picante, porque entonces sí, se dividen opiniones y hay quienes prefieren que pique poquito, más o menos o de plano mucho.
Por todo y para todo, el problema es que no hay límite, aunque se abuse de la figura, aunque se haga con el único ánimo de joder al prójimo.
Lo peor y en lo que no reparan nuestras autoridades, es en el tiempo que se pierde, ese recurso invaluable e irrecuperable que dejan pasar a la espera de las resoluciones. Les otorgan o les niegan los recursos solicitados y les viene igual, porque ya están inscribiendo otro nuevo.
¿Cuándo empezaremos a trabar sobre la base de las coincidencias y dejar de lado las disidencias?
¿Cuándo comenzarán las partes involucradas a anteponer el derecho y beneficio de los ciudadanos por encima de lo que han dado en llamar “mi gobierno”, que no es suyo, sino de la sociedad?
Porque cada recurso que interponen le resta espacio y tiempo a otros muchos de verdaderos problemas de otras personas, instituciones y latitudes de todo el país.
En serio, ya se va ocupando una sala especializada en los tribunales para los gobiernos, partidos y políticos de Nuevo León, con personal e instalaciones propias, porque están locos de atar.
Igual que el niño que acusa con la maestra a su compañerito o el que va corriendo a quejarse con su mamá por lo que le hacen o dijeron sus hermanos, va siendo tiempo de asumir una actitud más adulta, más coherente, más profesional, para asumir que al momento de aceptar el cargo juraron cumplir y hacer cumplir la ley, no torcer y seguir torciendo los articulados para encontrar lagunas y de esta manera lograr lo que a mis intereses conviene.
No lo quieren creer, pero la ciudadanía ya se está cansando de este inútil juego y el cobro vendrá el próximo mes de junio en las elecciones.
