Por Francisco Tijerina Elguezabal
“Los hombres capaces de alzar y llevar adelante una bandera son muy pocos”
Jaime Luciano Balmes
Dadas las circunstancias que prevalecen en torno a la designación de un gobernador interino que cubra la licencia de seis meses solicitada por Samuel García, en cuanto al enfrentamiento que sostienen los poderes Ejecutivo y Legislativo, lo recomendable sería buscar a una figura pública con calidad y autoridad moral suficientes.
Te das cuenta de que hemos perdido a los líderes de nuestra comunidad cuando volteas a buscar uno de estos personajes y no encuentras a nadie con los suficientes tamaños como para emprender esta empresa.
Antaño éramos una metrópoli plagada de personas conocidas y reconocidas, apreciadas y admiradas por su trabajo y ejemplo, pero eso es cosa del pasado.
A quien pongan, en uno u otro bando, le van a poner peros y le van a sacar trapitos. Estamos a nada de que la decisión termine tomándose con el resultado de un volado en el que habría que condicionar, de entrada, que el resultado no fuese reclamado en tribunales posteriormente.
Sería ideal el hacer de esta crisis una oportunidad y que durante el interinato pudiesen sentarse las bases para recomponer la relación entre poderes y con ello permitir que los grandes proyectos y la vida pública de nuestro estado avance.
Pocos se percataron, pero si algo de bueno tuvo el interinato que cubrió Manuel González Flores cuando Jaime Rodríguez se fue a buscar la Presidencia, fue la reconstrucción que hizo el sabinense de la muy deteriorada relación que El Bronco tenía con muchos medios de comunicación, especialmente con la televisión. En seis meses Manuel enderezó las cosas y deshizo entuertos con tan buen oficio que las cosas caminaron bien hasta el final de la gestión.
Así podría ser ahora. Encontrar un interlocutor que sane las heridas, que ponga las cosas en contexto y que se convierta en un puente que en el futuro pueda mediar dando a cada quien su lugar y que las partes también le den a ese personaje el respeto que debe merecer.
Pero para que eso ocurra tendrán que aflojar la tensión de la cuerda en ambos extremos y eso se aprecia casi imposible. Son tantos los agravios, los insultos, las acciones, que ya resulta complicado el meter reversa y perdonar.
El punto, más allá de encontrar un gobernador interino, es lo preocupante que resulta el que como sociedad no tengamos espejos en dónde reflejarnos, ejemplos de ciudadanos ejemplares a quiénes seguir, líderes que sean capaces de unirnos tras de si para emprender tareas.
Y seguro que los hay, están ahí, pero el problema estriba en que se ha hecho tal podredumbre de la vida pública que ya pocos quieren exponerse a las presiones, chantajes, agravios y amenazas que ahí se viven. No es que se sea de piel dura, sino que simple y sencillamente te tiene que valer un cacahuate y no todos están dispuestos a tirar por la borda una vida de trabajo a cambio de muy poco reconocimiento.
Más que un gobernador interino nos hacen falta líderes y va siendo tiempo de que todos, unidos, comencemos a buscarlos.