El Cártel de Guadalajara marcó un precedente en la historia del narcotráfico en México no solo por asentar las bases para grandes organizaciones delictivas, sino también por la crisis diplomática con Estados Unidos que sus líderes provocaron tras el asesinato del agente de la Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés), Enrique Kiki Camarena; publicó MILENIO.
Miguel Ángel Félix Gallardo, Ernesto Fonseca Carrillo y Rafael Caro Quintero fueron señalados como los responsables de la muerte del agente estadunidense y del piloto Alfredo Zavala Avelar, por lo que autoridades federales desplegaron múltiples operativos para capturarlos.
Los tres líderes criminales fueron aprehendidos y encarcelados en penales de máxima seguridad, no obstante, Rafael Caro Quintero logró recuperar su libertad tras el fallo de un tribunal en 2013.
La decisión de liberar a el Narco de Narcos resonó en el país vecino, donde las autoridades condenaron la decisión de la justicia mexicana e inmediatamente volvieron a incluir al líder criminal a la lista de los fugitivos más buscados de la DEA.
Rafael Caro Quintero permaneció casi una década prófugo hasta que el 15 de julio de 2022 fue reaprehendido por personal de la Secretaría de Marina (Semar) en el municipio de Choix, Sinaloa. Actualmente, se encuentra recluido en el Centro Federal de Readaptación Social (CEFERESO No. 1) mejor conocido como El Altiplano.
Desde ahí, el cofundador del Cártel de Guadalajara libra una ardua batalla en contra no solo de su extradición a Estados Unidos sino también a su decadente estado de salud.
El panorama es incierto para el líder criminal en y, aunque regresó a vivir entre muros alambrados, custodios y protocolos de seguridad, fuera de prisión y a más de 2 mil kilómetros de distancia son perceptibles los remanentes de una antigua organización delictiva que encabezó junto a otros miembros de su familia en el estado fronterizo de Sonora.
El ‘Narco de Narcos’ y el Cártel de Caborca
A escasos metros de la frontera con Estados Unidos, el Golfo de California al este y con un clima árido extremoso se ubica el municipio de Caborca, Sonora. Durante décadas, todas aquellas localidades que se encuentran cerca de los límites con el país vecino se han convertido en importantes corredores de tráfico drogas, armas e incluso personas para las distintas organizaciones delictivas que operan en el país.
Caborca no fue la excepción y, de este modo, la plaza es disputada ya no solo por grandes cárteles del narcotráfico sino incluso por facciones de las mismas organizaciones u otros grupos locales que buscan expandir su lucrativo negocio.
Monterrey y especialista en seguridad pública, Juan Carlos Montero, relató que existe una familia y aliados que se han encargado -al menos desde los años 80’s- de controlar la ruta de tráfico de drogas que recorre desde Guaymas hasta Nogales.
Aunque dinastías como la de Los Valenzuela al servicio de Ismael El Mayo Zambada también han establecido sus propias rutas, en Caborca el negocio quedó en manos en consanguíneos de quien fue considerado como uno de los narcotraficantes más buscados y poderosos de México: Rafael Caro Quintero.
“La histórica presencia de la familia Quintero en el municipio ha generado el arraigo del grupo en la zona, el dominio del territorio y el apoyo de la comunidad. Parte de este apoyo obedece a la capacidad del grupo de ofrecer empleos en las zonas donde hace presencia, los cuales van desde sicariato hasta corrupción”, mencionó Juan Carlos Montero en entrevista para InSight Crime.
Pese a que familiares del Narco de Narcos han operado durante décadas en el municipio sonorense, el llamado Cártel de Caborca comenzó a cobrar relevancia tras la liberación del líder criminal, quien se dio a la tarea de formalizar esfuerzos para dominar ciertas economías criminales del estado.
Y es que, además de su codiciada ubicación geográfica -que les permite tanto traficar drogas a Estados Unidos como obtener precursores químicos para la elaboración de metanfetaminas o fentanilo vía marítima por el Golfo de California- Sonora también es un importante productor de oro y litio, actividades mineras de las cuales también grupos delictivos obtienen rentas criminales a través de extorsiones.
Fue así como, de acuerdo con reportes de inteligencia consultados por MILENIO, Rafael Caro Quintero buscó recuperar los territorios que hace más de 40 años eran suyos entre los Caborca, Pitiquito, Altar, Puerto Lobos y Puerto Libertad. Para planear su estrategia, el líder criminal convocó, en 2017, a una reunión con sus subalternos, entre ellos sus sobrinos Juan Pablo y Said Emilio Quintero Navidad.
El especialista en seguridad consultado por InSight Crime apuntó también que el Cártel de Caborca había evitado conflictos con otras organizaciones delictivas al concentrarse únicamente en el transporte de drogas y no en su producción o distribución. Dicha decisión le ha permitido también establecer importantes alianzas con otros líderes criminales.
La disputa con ‘Los Chapitos’
“A la gente de la costa se le informa que somos gente de Caro Quintero, esta plaza nos pertenecía y ahora todos aquellos productores, comerciantes y mineros de la región tendrán que pagar plaza”, fue el mensaje con el que el Narco de Narcos anunció su regreso a la vida criminal con una tétrica escena que contemplaba dos cuerpos descuartizados y abandonados en la carretera a Caborca en mayo de 2020.
Desde entonces, el estado de Sonora se convirtió en un campo de guerra en donde el Cártel de Caborca buscó arrebatarle el control de la plaza tanto al Cártel de Sinaloa -incluyendo las facciones de El Mayo y Los Chapitos- como al propio Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) que también ve en el estado un importante corredor para el tráfico de fentanilo a Estados Unidos.
Con dos de las organizaciones delictivas más poderosas del país haciendo frente por el control de Sonora, Rafael Caro Quintero buscó aliarse con otros grupos y células criminales para que, junto a él, lograran expulsar del territorio a sus rivales.
Al servicio del Cártel de Caborca quedó La Línea, un violento brazo armado perteneciente al Cártel de Juárez además de remanentes del Cártel de los Beltrán Leyva, entre los que destacó Fausto Isidro Meza Flores, mejor conocido como El Chapo Isidro.
La violencia con la que opera la facción que encabezan los hijos de Joaquín Guzmán Loera poco a poco fue adentrándose en el estado y municipios en disputa, disparando a su paso balas pero también las cifras de homicidios en la entidad.
Datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública señalaron en 2018 que se registraron 25 homicidios dolosos en Caborca; un año después, la incidencia subió a 32; en 2020 se disparó a 127 y hasta septiembre de 2021 ya eran 92 asesinatos. Delitos como la extorsión y los feminicidios también aumentaron en el estado.
La situación dio un giro de 180 grados luego de que Rafael Caro Quintero fuera reaprehendido en 2022 en Sinaloa pues, al quedarse sin su líder, el Cártel de Caborca se reconfiguró y buscó conservar la protección que los contactos que el Narco de Narcos había conseguido en dependencias municipales y estatales.
Al mismo tiempo, la organización delictiva de la familia Quintero continúa salvando una batalla por el control de la plaza con el Cártel de Sinaloa y el CJNG, situación que continúa convirtiendo a Sonora en un campo guerra.
Imagen portada: MILENIO